Desde el celular de la canciller alemana Ángela Merkel hasta el documento con el resumen de los puntos principales que el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, trataría en una reunión con el presidente de EE.UU, Barack Obama, pasando por las comunicaciones del líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jameneí o los mensajes de Hezbolá, el espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) parece ser infinito, tal y como demuestra un reportaje publicado por «The New York Times», en el que se revisa la evolución de las prácticas de vigilancia de la institución y su alcance.
El artículo, realizado a partir de los miles de documentos filtrados al diario por ex técnico de la NSA, Edward Snowden, muestra a la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana con una capacidad ilimitada para interceptar datos.
Según reveló «The New York Times», la NSA espió también a aliados cercanos como Israel y algunos de sus sistemas militares de mayor importancia estratégica.
NYT puso como ejemplo del espionaje de Estados Unidos a sus aliados las medidas puestas en marcha por la NSA para hacer un seguimiento «de objetivos militares israelíes de alta prioridad», aunque Israel también obtenía a cambio información en bruto del espionaje estadounidense.
En concreto, los documentos fechados entre 2007 y 2012 revelan «una colaboración con la Unidad Nacional de Inteligencia de Señales (SIGINT) de Israel, que consigue datos en bruto de la NSA y proporciona también datos a cambio, pero también mencionan el seguimiento por parte de la agencia de objetivos militares israelíes de alta prioridad como los aviones no tripulados o el sistema de misiles Black Sparrow», según el NYT.
El pasado mes de septiembre el diario británico «The Guardian» informó que un documento de Snowden, un Memorándum de Entendimiento bilateral, revela que la NSA compartía «datos de inteligencia en bruto» con Israel sin eliminar la información relativa a ciudadanos estadounidenses.
El director Nacional de Inteligencia estadounidense, James Clapper, reconoció en varias ocasiones, la última vez hace pocos días ante el Congreso, que todos los países hacen lo mismo y que Estados Unidos «tiene la capacidad de espiar probablemente a todo el mundo».
La Casa Blanca trató de suavizar la afirmación de Clapper asegurando que no porque se pueda, es necesario poner en práctica toda la magnitud de los programas de vigilancia masiva.
Las revelaciones sobre la amplitud y el alcance del espionaje tomaron por sorpresa al secretario de Estado norteamericano, John Kerry, que se encuentra de gira por Oriente Medio, debió reconocer que la vigilancia, en el caso de los líderes mundiales, fue «demasiado lejos».
Sin embargo, Kerry defendió la importancia de los programas de la NSA para la lucha antiterrorista.
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