En una entrevista con la cadena de televisión norteamericana ABC, el presidente de Siria, Bashar al-Assad, negó categóricamente que él haya ordenado la represión violenta contra los opositores que reclaman su renuncia,
Al Assad sostuvo en una parte de la entrevista que la mayoría de las personas muertas durante los últimos meses en la turbulencia política en Siria eran sus simpatizantes y soldados del gobierno.
Asimismo, el presidente sirio desechó las sugerencias de que renuncie y restó importancia a las sanciones impuestas a su país por la Liga Árabe, Estados Unidos y países aliados.
Le entrevistadora Barbara Walters replicó al mandatario que ella vio fotografías de niños arrestados y escuchó informes de civiles torturados y asesinados por parte de las fuerzas de seguridad.
"Para ser franco con usted, Barbara, no le creo", respondió Al-Assad.
La periodista estadounidense se refería específicamente al caso de Hamza al-Khateeb, de 13 años, detenido por las fuerzas de seguridad de Siria después de una protesta y cuyo cadáver se entregó a la familia tiroteado, quemado y castrado.
La muerte de Al Katheeb desencadenó más manifestaciones de protesta en Siria.
En la entrevista, Al-Assad negó que el joven fue torturado y afirma que él personalmente se reunió con el padre de Al Katheeb quien, a su vez, en declaraciones publicadas, desmintió que a su hijo lo hubieran torturado.
El mandatario culpó de la violencia en Siria a bandas de criminales, extremistas religiosos y terroristas que simpatizan con Al Qaeda que se infiltran en las manifestaciones pacíficas.
Al-Assad agregó que hay una gran diferencia entre una política de represión y el hecho de que haya habido errores cometidos por algunos funcionarios, y aseguró que no hubieron órdenes de matar o de actuar con brutalidad.