El presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbás, presentó en septiembre ante la Asamblea General de la ONU una petición para que su territorio sea reconocido como un Estado no miembro de esa instancia internacional. Como en la Asamblea ninguna potencia tiene poder de veto, esta vez su solicitud tiene amplias posibilidades de triunfar.
Israel intenta aplazar el trámite de la petición, argumentando que la única manera de solucionar el conflicto es mediante un diálogo bilateral y que la votación de la solicitud en noviembre, después de las elecciones presidenciales en EE.UU, podría afectar los comicios legislativos israelíes programados para el 22 de enero en el Estado hebreo.
El riesgo, dijeron fuentes del ministerio de Exteriores israelí citadas por el diario «Haaretz», es que la petición será votada a partir de noviembre, en coincidencia con la campaña electoral. Esta situación, según las fuentes, puede exacerbar el discurso de los principales políticos y crear una presión sobre la oficina del primer ministro, Binyamín Netanyahu, que tenga graves consecuencias.
«Ya hoy, el ambiente es de 'esta vez le vamos a dar una lección' a los palestinos», dijo un alto exfuncionario que participó en los debates entre Netanyahu y sus asesores.
Según la fuente de «Haaretz», «los ministros del Likud presionarán a Netanyahu para que tome represalias y las encuestas pueden asustarle. Desde allí a una respuesta que pueda provocar una violenta conflagración o el colapso de la AP, no hay mucha distancia», valoró.
Diplomáticos israelíes advierten de esos peligros a los gobiernos ante los que están acreditados en el extranjero, una postura que es incluso respaldada por el viceministro de Exteriores, Danny Ayalón.
«Estamos sugiriendo que la Unión Europea tenga en cuenta las necesidades políticas de Israel», dice un documento al que tuvo acceso el diario «Haaretz» y que fue preparado para Ayalón antes de su entrevista con el enviado especial de la Unión Europea para Oriente Medio, Andreas Reinicke.
El documento agrega que «Israel entra en elecciones y debe tenerse en cuenta el hecho de que su gobierno podría enfrentarse a presiones políticas para responder apropiadamente a los pasos unilaterales palestinos en la ONU».
El ministro de Exteriores israelí, Avigdor Liberman, recibió un documento igual antes de su entrevista con Catherin Ashton, jefa de la diplomacia europea, el miércoles de esta semana. Tanto él como Netanyahu advirtieron que la votación en la ONU es un paso que «cambia las reglas del juego», y que provocará medidas unilaterales por parte de Israel.
El partido de Netanyahu es el derechista Likud, defensor de los asentamientos judíos en Cisjordania. Su posición ya se radicalizó en las últimas semanas en busca del apoyo de los habitantes.
Se informó que Netanyahu debatiría en su gabinete el informe Edmond Levy, según el cual la construcción de asentamientos en Cisjordania no es ilegal, para pedir la aplicación de algunas conclusiones de este informe.
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