Con su amplia sonrisa, su voz potente y su mirada franca, Naftali Bennett, el ex jefe del gabinete de Binyamín Netanyahu, se convirtió en la sorpresa de la campaña electoral en Israel y una piedra en el zapato para la principal lista de la derecha.
Un mes después de su victoria en las primarias de Habait Haiehudí, su partido ultranacionalista religioso, que cuenta actualmente con sólo tres escaños sobre los 120 del Parlamento, Bennett tiene el viento a su favor en los sondeos, que le dan entre 12 y 15 diputados en las legislativas de este martes.
Y sigue arañando votos a la lista conjunta del Likud de Netanyahu y del partido Israel Beiteinu del ex jefe de la diplomacia Avigdor Liberman.
Hijo de inmigrantes estadounidenses, Naftali Bennett (40) y padre de cuatro hijos, renovó un partido que vivió su era dorada en los años 1960, aunque participó en todas las coaliciones gubernamentales desde 1948 a 1992.
Representante de la corriente religiosa en el seno de un movimiento sionista mayoritariamente laico en su origen, Habait Haiehudí dio un gran giro a la derecha en los años '70 antes de perder a una parte de su electorado en provecho de otros partidos, pasando de 12 a 3 escaños en 2009, el peor resultado de su historia.
Bennett, un antiguo empresario de alta tecnología que vendió su empresa en 2005 por 145 millones de dólares intenta sacar partido a su imagen de ex oficial comando, muy apreciada entre gran parte de la juventud.
Este líder político se comunica en las redes sociales en hebreo, inglés y francés y además logró ampliar la audiencia del partido rodeándose de personalidades susceptibles de atraer a un electorado poco proclive hacia Habait Haiehudí.
El ex director del Consejo de Yesha, el organismo que representa a los asentamientos de Cisjordania, también intentó conservar a las personas con ideología más marcada, firmando un acuerdo con la Unión Nacional, situada más a la derecha.
Después de haber abandonado el Likud en mayo de 2012, creó «Los israelíes», un movimiento con un programa centrado en acercar laicos y religiosos y en lo que califica de «plan de paz» con los palestinos.
Este plan, que los interesados consideran inaceptable, propone la anexión por parte de Israel del 60% de Cisjordania bajo su control total y más autonomía para los palestinos en el resto.
Tajantemente opuesto a un Estado palestino, Bennett reivindica claramente su lugar a la derecha del Likud.
«Estoy a favor de que Netanyahu sea el próximo primer ministro, pero debemos ser fuertes para impedir una coalición con los partidos de izquierda», afirmó.
«Aspiro a construir un futuro mejor para todos los componentes de la sociedad israelí, religiosos y laicos, judíos y no judíos», explicó.
Bennett salió beneficiado tanto de los ataques de Likud Beiteinu, que lo presentan como un extremista de derecha, como de los de los partidos religiosos que lo tachan de demasiado conciliador, señaló el analista del diario «Haaretz», Yossi Verter.
«Netanyahu y el Likud Beiteinu lo convirtieron en líder de la ultraderecha alternative», estimó Verter.
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