A pesar de que Netanyahu y la fragmentación de la izquierda acapararon gran parte de la campaña política en Israel, en las elecciones generales de este martes hay que destacar que se presentan 34 partidos, mientras que en 2009 sólo 12 competían por el Parlamento.
Como en casi todas las democracias, la inmensa mayoría de estas listas desaparecerán cuando acaben los comicios. Brit Olam, el partido del electricista Ofer Lipschitz, parece destinado a ser uno de éstos, aunque su fundador dice estar tocado por la mano divina.
Lipschitz, de 45 años, asegura que tuvo una visión hace nueve años mientras arreglaba enchufes en California, en la que según él, Dios le reveló que era el salvador del mundo. El electricista, resuelto a cumplir el mandato divino, decidió crear el partido destinado a salvar al pueblo judío y prepararlo para la llegada del Mesías.
Otro partido cuya idea central sorprende es Hacalcalá, el partido financiero, de los hermanos Goldstein. Según estos empresarios convertidos en políticos, la solución al conflicto entre palestinos e israelíes pasa por construir docenas de centros comerciales y recreativos a lo largo de la frontera entre Israel y Gaza.
«Esto hará que ambos lados se mezclen y, como además serán zonas libres de impuestos, estarán siempre a rebosar», comentó Benny Goldstein. «Tanto los palestinos de Cisjordania como los de Gaza conocerán a los israelíes y viceversa, y además se generará empleo en los dos lados, con lo que todo el mundo estará contento».
El Partido Pirata israelí no promete abrir fronteras con territorios palestinos, pero sí el transporte público gratuito y la legalización de la marihuana.
«Nosotros, que pertenecemos a la red internacional de Partidos Piratas, ofrecemos además a los miembros un sistema de voto completamente transparente», dijo su fundador, Ohad Shem-Tov. «Cada decisión en el Parlamento se consultará primero con los miembros del partido, y son ellos los que eligirán. El parlamentario se convierte en un representante directo de los miembros y se elimina de esta forma la corrupción política, porque el diputado no puede tomar ninguna decisión propia».
El Partido Pirata adelantó que, si es elegido, intentaría que Israel ingresase en la Unión Europea. «Varios políticos europeos nos aseguraron que apoyarían la entrada de Israel en la UE», afirmó Shem-Tov, sin entrar en detalles sobre esos supuestos políticos.
Para Asma Aghbaria-Zahalka, del Partido de los Trabajadores DaŽam, lo más importante en estas elecciones es garantizar la paz entre israelíes y palestinos.
Aghbaria-Zahalka es árabe-israelí, comunista y atea. Rechazó el Islam por considerarlo opresivo, al igual que el capitalismo, y ahora quiere luchar en el Parlamento por los derechos de los trabajadores.
«¿Cómo se puede hablar de paz con los palestinos, si estamos siempre preocupados en cómo pagar las facturas y comprar comida? El cambio sólo llegará si los judíos y los palestinos están en mejor posición», aseguró Aghbaria-Zahalka a la prensa local.
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