Un grupo de cristianos de la ciudad de Nazaret, en la Galilea, rompió filas con el resto de la minoría árabe y se agrupó políticamente para exhortar a la integración en la sociedad hebrea y ser leales al Estado de Israel.
«Estamos cansados de ver cómo los partidos árabes tradicionales no hacen nada por nosotros», afirmó Bishara Shlayan, líder de una iniciativa que hizo enojar a la minoría árabe-musulmana- israelí, de un millón y medio de personas (un 20% de la población), en su inmensa mayoría palestinos que permanecieron en el Estado judío cuando éste se independizó en 1948.
La nueva formación aglutina únicamente a «cristianos, árabes y no árabes», a pesar de que Shlayan, citado por el diario «Haaretz», aseguró que recibió peticiones para abrirse también a los musulmanes.
«Por ahora no queremos ir demasiados lejos; primero demostraremos a nuestra comunidad, de unas 120.000 personas, que se puede ser fiel al Estado en el que vivimos y más adelante ya veremos si hablamos por otros colectivos», afirmó.
La lealtad a un Estado que se define como «judío» en su carta magna, y según también la declaración de la ONU que le dio vida en 1947, fue desde siempre uno de los asuntos más complejos en las relaciones entre Israel y sus ciudadanos árabes.
Según Shlayan (58), «el conflicto de identidad no es exclusivo de los árabes-israelíes. Hay muchos otros grupos con el mismo problema en Siria y en Egipto; y nosotros, con nuestro partido, no tratamos de buscar nuevas definiciones», explicó. «Lo que decimos es que si uno vive en Israel es israelí y, después, que cada uno levante la bandera que quiera», subrayó, al exigir lealtad hacia el Estado en el que se vive.
Su formación recibe el nombre de «Bnei HaBrit Hajadashá», que literalmente significaría «Miembros de un Nuevo Pacto», con Israel, pero también «Hijos del Nuevo Testamento», por su condición de cristianos.
El proyecto político es fruto de la decepción del histórico negacionismo de los partidos árabes a Israel, y empezó a cobrar vida a la par que otros, también en Nazaret, exhortan a cumplir con las obligaciones antes de exigir derechos.
«Queremos que nuestros jóvenes se integren plenamente en la sociedad israelí y eso quiere decir participar de forma igualitaria en la prestación del servicio militar», señaló el sacerdote greco-ortodoxo, Gabriel Nadaf, que aseguró haber sido amenazado en varias ocasiones.
Al menos dos diputados árabes del Parlamento israelí fueron investigados por incitación tras haber publicado en un medio local de la comunidad que «le perseguirán hasta quitarle sus ropajes religiosos por servir los intereses de un Ejército de ocupación». Nadaf también recibió quejas de parte del Patriarcado Greco-ortodoxo de Jerusalén, en este caso por meterse en «asuntos políticos que puedan perjudicar a los cristianos en otros países», añadió «Haaretz».
Para Shadi Jalul, un militar que fomenta el alistamiento a través del llamado Foro de Oficiales Cristianos, las amenazas a Nadaf son «terrorismo en toda regal». Abocado a convencer a los jóvenes cristianos de que se alisten como expresión de lealtad, el Foro conseguió que el Ejército abra una plaza de reclutamiento para su comunidad y ahora pedirán un capellán militar.
«Todos debemos tener los mismos derechos y las mismas obligaciones», sentenció Jalul, y destacó que su partido defenderá la paz y el derecho de los palestinos a tener un Estado que conviva al lado de Israel. Para acometer este difícil cambio, solicitó a su comunidad un plazo de tres años, «muy poco - dijo - en comparación con los 65 que disfrutaron los partidos árabes y comunistas para no conseguir nada».
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