Alrededor de 10.000 israelíes protestaron ayer jueves en la Plaza Rabín de Tel Aviv contra lo que consideran un fracaso del Gobierno en la ofensiva contra Hamás a la hora de poner fin al disparo de cohetes contra territorio israelí desde Gaza.
Muchos de los manifestantes fueron trasladados en 60 autobuses desde las zonas cercanas a la franja palestina.
Los participantes expresaron su preocupación por la posibilidad de que estallen nuevos enfrentamientos si no se alcanza un alto el fuego definitivo antes del fin de la tregua.
A pesar de que durante la protesta no se escucharon críticas directas al primer ministro, Binyamín Netanyahu, se trata de la mayor muestra de reclamos públicos al Gobierno israelí desde el inicio de la ofensiva militar contra Hamás, que se llevó a cabo bajo el slogan «No más silencio en rojo» en alusión al alerta «Color Rojo» que acciona las sirenas de alarma cuando los misiles son lanzados.
«Estamos cansados de promesas», dijo el alcalde de Sderot, Alón Davidi. «Tememos que los acuerdos lleven a un compromiso a nuestra costa, y nuestras vidas no son baratas, no estamos dispuestos a aceptar disparos diarios de cohetes desde Gaza», agregó.
«La situación debe ser solucionada definitivamente. No podemos dejar que un grupo terrorista nos haga bailar al ritmo de su música. En un país normal, el Ejército protege a sus ciudadanos, y eso es lo que Israel tiene que hacer», afirmó Haim Yalín, regente del Consejo Regional Eshkol, cuyas localidades limitan con la Franja de Gaza.
El acto se inició con el discurso del intendente de Tel Aviv, Ron Huldaí, quien ante los numerosos aplausos de los presentes, afirmó que el Gobierno debe relacionarse a los habitantes del sur del país de la misma forma en que lo hace con los residentes de Tel Aviv o Jerusalén.
«No puede ser que cuando se disparan tres o cuatro cohetes a Jerusalén se lo considere un 'ataque' o un 'lanzamiento masivo', y cuando 10 proyectiles de morteros son disparados a Sderot, se los defina como un 'goteo'. Eso lleva al Gobierno a evaluar qué tipo de represalia se debe tomar. Esa táctica es irresponsable y debe cambiar», señaló.
Cabe destacar que durante la manifestación, el Gabinete de Seguridad se reunió en la sede del Ministerio de Defensa, a cuatro cuadras de la misma, para debatir sobre la posible continuación de la tregua y de las negociaciones con la delegación palestina en Egipto.
Apenas trascendieron detalles de las tratativas, pero las posiciones parecen inamovibles. Los palestinos reclaman el fin del bloqueo israelí y egipcio a Gaza, una ampliación de las fronteras marítimas y de seguridad, la construcción de un puerto, la reapertura de un aeropuerto y la liberación de los terroristas del canje Shalit que fueron reencarcelados tras el secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes en Cisjordania.
Por su parte, el Gobierno de Netanyahu exige el cese total de los disparos de cohetes desde la Franja, la desmilitarización completa de este territorio y que la Autoridad Palestina (AP) administre los pasos fronterizos de Gaza con Israel y Egipto.
Hamás podría terminar aceptando que la AP controle las fronteras de la franja e Israel podría aflojar el bloqueo, pero las ambas partes ya fijaron donde están sus límites. Hamás negó su desarme y el Ejecutivo israelí ve fuera de lugar discutir ahora la construcción de un puerto y un aeropuerto en Gaza, lo que podría llevar a reanudar las hostilidades.
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