El presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbás aseguró a un grupo de 300 estudiantes israelíes que lo visitaron en sus oficinas de la Muqata en Ramallah, que no tiene intenciones de llenar a Israel con refugiados palestinos, en su más ambicioso intento hasta el momento, hasta ahora, de influir sobre la opinión pública hebrea por encima de liderazgo israelí.
Abbás ofreció una solución para el conflicto sobre Jerusalén que, dijo, «no es necesario dividir».
«Tenemos la voluntad de negociar sobre Jerusalén como capital del Estado palestino, pero como una ciudad abierta, con dos gobiernos diferentes y una coordinación general», señaló en una idea que fue muy aplaudida por los asistentes.
Abbás hizo además varias declaraciones conciliatorias sobre algunos de los temas más sensibles de las tratativas con Israel, como el supuesto incitamiento palestino contra el Estado judío y el reconocimiento del sufrimiento del pueblo judío durante el Holocausto, en momentos que trata de ganar apoyo por sus esfuerzos respaldados por Estados Unidos.
El líder de la AP emitió su mensaje en un momento delicado de las negociaciones. Ambas partes trataron en privado durante casi siete meses, pero el diálogo se vio afectado por acusaciones de rigidez de posturas de los dos lados y el objetivo de lograr un acuerdo para abril no parece real.
Ante estudiantes universitarios y activistas israelíes, Abbás dio señales de una nueva flexibilidad en varios de los temas más delicados del conflicto: Jerusalén y el retorno de los refugiados palestinos a propiedades perdidas durante la guerra de 1948 que estalló inmediatamente después de la declaración de indepedencia de Israel.
«No trato de llenar a Israel con millones de refugiados para cambiar su naturaleza. Queremos discutir el tema y encontrar una solución creativa con que ustedes y nosotros quedemos satisfechos», señaló.
Abbás respondió así a las afirmaciones hechas en enero por el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, quien lo acusó de no querer aceptar que Israel no debe ser «inundado» por refugiados.
En dichas declaraciones, Netanyahu reiteró su petición de que la AP reconozca a Israel como Estado nación del pueblo judío, exigencia que fue rechazada por el mandatario palestino.
«En caso contrario se nos pide que permitamos el establecimiento de un Estado palestino que intentará inundarnos con refugiados», destacó entonces Netanyahu.
El destino de los refugiados es uno de los asuntos centrales del conflicto, y en Israel hay un amplio consenso en contra de aceptar cualquier regreso en un acuerdo de paz, temiendo que se diluyan las características fundamentales del país.
Líderes israelíes exigen desde hace mucho tiempo que los refugiados deben asentarse en un futuro Estado palestino o recibir compensación. Pero en la sociedad palestina hay un fuerte deseo de que los refugiados puedan regresar a sus lugares de origen. El propio Abbás es nativo de la ciudad de Tzfat (Safed), en el norte de Israel, aunque dijo que no tiene planes de volver de vivir allí.
No obstante las diferencias de opinión, la sala de conferencias de la Muqata se llenó de jóvenes que hablaban en hebreo, algunos con kipá, y que se movían entre divertidos, ilusionados y nerviosos.
El encuentro de los estudiantes con Abbás se llevó a cabo en un momento delicado de la negociación que promueve Estados Unidos y su objetivo es «crear un diálogo abierto y directo, no mediado, entre jóvenes de Israel y el liderazgo palestino», explicaron los promotores del evento encabezados por el diputado laborista israelí Hilik Bar.
En la misma dirección inició su discurso Abbás, quien entró en la sala aplaudido por los asistentes.
«Queremos conocer a las generaciones jóvenes de Israel, para construir la seguridad y estabilidad de la región y el mundo», explicó.
«En dos años ustedes pueden ser los representantes israelíes en la Kneset y establecer esa paz que es indispensable para todos. No hay otra solución para la región que la paz», recalcó.
«La paz que queremos debe cimentarse en la ley internacional», argumentó en referencia a las resoluciones aprobadas por la ONU, y en múltiples momentos advirtió de que quizá esta sea la última oportunidad para el diálogo.
En lo que respecta a seguridad, uno de los principales obstáculos en la negociación por la negativa israelí a retirar sus tropas de zonas estratégicas como el valle del Jordán, entre otras razones, Abbás reiteró su propuesta de permitir la entrada de la OTAN.
«Israel es muy sensible en materia de seguridad. La OTAN podría ser la tercera parte y así el país tendrá asegurada su seguridad y futuro», agregó.
Abbás también se refirió a cuestiones menos vinculadas al proceso negociador pero, que en un contexto global, podrían afectar al desarrollo de las conversaciones, según su propia perspectiva.
Al término de su intervención, varios jóvenes pudieron expresar sus dudas al presidente. «Quería tener la oportunidad de preguntar sobre determinadas cuestiones porque tenemos muchos desafíos que afrontar», dijo Shaní Perez, una joven citada por «Yediot Aharonot», que trabaja en proyectos de educación común entre adolescentes israelíes y palestinos.
Yosef Benedyte, habitante de un asentamiento judío en Cisjordania, afirmó que decidió sumarse a la visita «porque quería conocer de primera mano el discurso del presidente, no a través de la radio, televisión o periódicos. Quería escuchar que tenía que decir».
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