El nombre de Marwán Barghouti, líder de Al Fatah, arrestado por Israel en 2002 y condenado a cinco cadenas perpetuas, aparece en la escena política en momentos en que el Estado judío se negó a cumplir con la liberación de 26 presos palestinos, cuarta y última tanda de prisioneros de un total de 104 que debía realizarse el 29 de marzo.
La liberación de Barghouti, uno de los líderes de la segunda Intifada, fue pedida por el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbás, durante su encuentro con Barack Obama en Washington, el 20 de marzo, según informó el director de la Asociación de Presos Palestinos, Qadoura Fares.
Ante la negativa de los palestinos de extender las negociaciones más allá del 29 de abril, Israel cambió de parecer y no liberó a este ultimo grupo de prisioneros.
Por lo visto, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, no pudo convencer a Abbás, con quien se reunió recientemente en Ammán, Jordania, ni al primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, con quien mantuvo esta semana una conversación telefónica.
Entre los puntos problemáticos de las tratativas figura la negativa de los palestinos a reconocer a Israel como Estado judío, ya que la AP dice que tendría implicancia para el derecho al retorno de los refugiados que huyeron tras la guerra de 1948, así como con los árabes-israelíes.
Por lo demás, la condición de Israel como Estado judío fue rechazada unánimemente durante la cumbre de la Liga Árabe realizada el pasado miércoles en Kuwait.
Si la liberación del último tramo de prisioneros queda resuelta en los próximos días, la Administración de Obama focalizará sus esfuerzos en lograr un acuerdo marco que establezca las líneas principales de un futuro tratado definitivo.
A pesar de los esfuerzos diplomáticos, a los que se sumó también el rey de Jordania, Abdullah II, las negociaciones avanzaron poco o nada en los últimos meses, desde que se reactivaron el pasado 29 de julio.
A mediados de enero, el afán de Kerry por avanzar en el proceso provocó un incidente con el ministro de Defensa israelí, Moshé Yaalón, quien acusó al diplomático estadounidense de ser «obsesivo y mesiánico».
Sin embargo los temores de una crisis bilateral con la Casa Blanca obligaron a Yaaloó a disculparse y a manifestar que apreciaba los esfuerzos del canciller norteamericano para avanzar en las tratativas.
Mientras se acerca la fecha límite del 29 de abril, se cumplieron 35 años del acuerdo de paz mediante el cual Israel devolvió la península del Sinaí a Egipto.
Aquel acuerdo, firmado por el primer ministro israelí, Menajem Begin, y el asesinado presidente egipcio, Anwar Sadat, bajo la mediación del presidente estadounidense Jimmy Carter, permitió establecer una paz duradera entre egipcios e israelíes, aunque también hubo momentos de crisis.
A pesar de la incertidumbre que existe en la actualidad, se cree que los palestinos podrían extender las negociaciones hasta fin de año, si los israelíes congelan las nuevas construcciones en los asentamientos de Cisjordania y liberan a Barghouti junto con Ahmad Saadat, del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).
Israel, sin embargo, no quiere saber nada con Barghouti.
En 2011, el Gobierno de Netanyahu rechazó excarcelar al líder de Al Fatah durante el intercambio de un millar de prisioneros con Hamás en el que fue liberado el ex soldado israelí Gilad Shalit.
A pesar de que el pedido podría ser nuevamente rechazado, varios analistas hablan por estos días de Barghouti, entre ellos Martin Linton, del diario británico «The Guardian», quien señaló que podría ser «el Nelson Mandela palestino».
Linton dijo también que Barghouti es el más popular de los políticos palestinos, según recientes encuestas, capaz de vencer en las elecciones a Abbás o al líder de Hamás en Gaza, Ismael Haniyeh.
Pero otros, como el ministro de Transporte israelí, Israel Katz, lo consideran simplemente un terrorista.
«Por el bien de las negociaciones con la Autoridad Palestina, Israel no debe liberar a Barghouti», aseguró Katz al tiempo que recordó que fue condenado por matar a 4 israelíes y a 1 monje griego, y de encabezar ataques contra civiles en Cisjordania.
Si bien cualquier comparación suena odiosa, el caso de Barghouti podría ser relacionado con la vida del líder palestino Yasser Arafat, quien dejó las armas para negociar los Acuerdos de Oslo, en 1993.
Mandela, quien falleció el pasado 5 de diciembre, estuvo preso 27 años en la cárcel de Robben Island, por su lucha contra el apartheid.
Al igual que Barghouti, era denostado por sus enemigos y considerado un terrorista. Pero luego se convirtió en el líder de la democracia en Sudáfrica y en una de las figuras claves del pasado siglo XX.