Cada tanto surgen informaciones sobre un inminente acuerdo de unidad palestina entre Al Fatah y Hamás y junto a los escépticos están los esperanzados en que el tema prospere. Suena lógico, sin duda, que un pueblo esté unido y las divisiones internas nunca parecen buena receta para nada.
El problema es que cuando se trata de los palestinos divididos entre Al Fatah y los integristas de Hamás, cuando se recuerda quién es Hamás, qué ideales terroristas defiende y qué métodos usa, cuando se recuerda el golpe en Gaza en junio del 2007 y los adversarios tirados del alto piso de un edificio (ninguna de las partes actuó aquí con gran humanismo que digamos), es más que legítimo preguntarse si acaso podrá realmente implementarse en forma auténtica lo que ambos pactan y anuncian en dramáticas declaraciones.
Israel atribuyó meses atrás el anuncio de un nuevo acuerdo de unidad palestina al plan de pedir un reconocimiento unilateral de un Estado palestino independiente por parte de Naciones Unidas . De esa forma, consideraba Israel, se allanaba el camino hacia la concreción del sueño sin que alguien pueda decir, supuestamente, que la Autoridad Palestina no controla todo el territorio y que de hecho, las zonas palestinas no están unidas.
Sin embargo, hay quienes no tienen pelos en la lengua y no dudan en decir su verdadera forma de ver la realidad.
Según informó el pasado 9 de marzo el órgano oficial de la Autoridad Palestina «Al Hayat al Jadida», la ministra palestina de Asuntos Sociales, Majida al-Masri, exhortó en un evento público a concretar la reconciliación palestina entre Al Fatah y Hamás, a fin de «poder dirigirnos a la lucha por la liberación de Palestina; de toda Palestina». Creemos que a esta altura, la aclaración semántica ya no es necesaria. Pero por las dudas, aquí va: cuando se habla de «toda Palestina», tal cual destacó la ministra, la intención es referirse al territorio histórico que incluye lo que es hoy el Estado soberano de Israel. O sea, no se está hablando de los territorios en disputa, sino del territorio israelí.
Así publicó «Al Hayat al-Jadida»:
«Las mujeres de Palestina señalaron el 8 de marzo con un acto central, al que asistió un grupo de prisioneras puestas en libertad de varios distritos de Cisjordania. En los eventos participaron la ministra para Asuntos de la Mujer, Rahiba Dhiab, el ministro de Prisioneros, Issa Karake, la ministra de Asuntos Sociales, Majida al-Masri, y representantes de los territorios ocupados en 1948».
Aquí, nuevamente, la referencia problemática y preocupante: «ocupados» no son sólo los territorios en disputa en Cisjordania, sino el propio Israel.
El diario agregó: «Al-Masri condenó duramente a los servicios penitenciarios de Israel por sus violaciones contra la prisionera Shalabi que estaba en huelga de hambre. Exigimos a todos empujar hacia adelante por la reconciliación (entre Al Fatah y Hamás) para poner fin a la división, a fin de que podamos enfrentar a la ocupación, terminar con las actividades contra nuestros presos y dirigirnos a la lucha por la liberación de Palestina; toda Palestina, recalcó».
Tenemos clarísima la importancia del tema de los presos para el lado palestino. Es un tema con gran carga emocional, como es de entender. Lo que debe ser aclarado, sin embargo, es que no se trata de presos políticos. No es gente que fue detenida por pensar de tal o cual forma que a Israel no le gusta, sino por haber cometido distintos grados de acciones violentas.
Pero esta es una aclaración entre paréntesis, a raíz de la cita que recién reprodujimos.
Las polémicas entre israelíes y palestinos sobre el futuro de Cisjordania, incluyendo los asentamientos allí existentes, nos parecen absolutamente legítimas. Especialmente lógica y hasta deseable nos resulta la discusión dentro de Israel sobre el significado - para algunos esencial, para otros nocivo - de que Israel siga controlando dicho territorio.
Pero cada vez que surgen comentarios como el que aquí transcribimos, cada vez que salen voces dentro del sector supuestamente moderado del lado palestino (o sea no Hamás ni la Jihad Islámica, sino la propia Autoridad Palestina), que dejan en claro nuevamente que por más que se exija ahora un Estado independiente «en las fronteras del 67», de fondo hay de hecho todavía un sueño muy concreto sobre las del 48, vemos la situación con gran preocupación.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay