En una visita a la escuela "Bereshit", en Jerusalén, donde estudian hijos de inmigrantes de Etiopía junto a alumnos de otros colectivos, el presidente israelí, Shimón Peres, dijo que "Israel es quien debe agradecer a los miembros de la comunidad etíope que llegaron al país, y no al revés".
Peres insinuó sobre lo ocurrido un día anterior durante una reunión de la Comisión de Inmigración y Absorción de la Knéset en la cual se debatió acerca de la discriminación y las manifestaciones de racismo de las que son víctimas los ciudadanos etíopes de Israel.
En dicha junta, la ministra de Absorción, Sofa Landver, inmigrante de la ex Unión Soviética, afirmó que los habitantes etíopes de Israel son quienes deberían agradecer al Estado de Israel por todo lo que éste hizo y hace por ellos, provocando así las protestas de los presentes y numerosas críticas en los medios.
El presidente Peres, que conversó con los escolares, añadio que son los racistas quienes deben avergonzarse, y no ellos, y agregó que le gustaría "que todo el Estado de Israel pudiera verse como esa escuela, donde reina un ambiente de tolerancia, compañerismo y cordialidad que caracterizará a la sociedad israelí en un futuro cercano".
El martes pasado, cientos de ciudadanos israelíes de origen etíope manifestaron en la ciudad de Kiriat Malaji para reclamar que en uno de sus barrios un centenar de familias firmaron un acuerdo confidencial con su comité residencial en el cual se comprometían a no alquilar ni vender viviendas a ningún miembro de la población etíope de Israel.
Según informaciones publicadas, la tensión entre los vecinos en el lugar aumentó después de que este documento se diera a conocer por el Canal 2 de televisión y luego de que varios vehículos y fachadas aparecieran con pintadas contra los judíos etíopes en varias zonas de la ciudad.