El Ayuntamiento de Jerusalén creará una base de datos genéticos de los perros de la ciudad para poder identificar y multar a los dueños que incumplan su obligación de recoger las heces que sus mascotas dejan por las calles.
La iniciativa se encuentra todavía en su fase inicial: Efectuar un estudio piloto para determinar la capacidad del laboratorio de establecer un fichero de perros de acuerdo a su ADN, informó la Municipalidad en un comunicado.
Luego se convocaría a los propietarios a acudir al veterinario municipal para tomar a los animales una muestra de saliva.
Jerusalén confía en el éxito de la iniciativa porque el 92% de los 11.000 perros de la urbe registrados están vacunados. Se calcula que hay además entre un 10 y un 15% de canes ausentes de los listados oficiales.
«En cuanto lleguemos al 70 u 80% de perros, podremos empezar a tomar muestras de heces», señaló el veterinario municipal, Zohar Dvorkin, al diario «Haaretz».
Será entonces el momento de las multas, que alcanzan los 750 shekels (unos 193 dólares).
Dvorkin se conforma con sancionar a uno de cada cuatro dueños y reconoce que el sistema puede resultar deficitario, ya que las pruebas de ADN cuestan 150 shekels (38 dólares), aunque con todo cree que ayudará a reducir el número de excrementos en las aceras.
Actualmente, los inspectores sólo pueden multar a los dueños si son sorprendidos in fraganti alejándose sin recoger los excrementos de su perro.
En su comunicado, el Ayuntamiento lamentó que muchos dueños no cooperan en la recogida de los excrementos, lo que supone no sólo un problema de olores desagradables y estética sino también un peligro sanitario y de saneamiento.
La idea nació en 2008 en otra municipalidad, la de Petaj Tikva, cerca de Tel Aviv, pero no fue aplicada por problemas legales que Jerusalén defiende no tener.