Las autoridades israelíes procederán durante esta semana con la deportación de los inmigrantes de origen sursudanés, tal y como estipula la disposición migratoria que fue aprobada por el Gobierno del primer ministro, Binyamín Netanyahu, según confirmó la Autoridad Migratoria de Israel.
Después de que un tribunal hebreo refrendara la validez de la expulsión de inmigrantes sursudanesesl luego de que ONGs recurrieran a una sentencia anterior, decenas de afectados protestaron contra esta decisión, esgrimiendo eslóganes como «Los sudaneses no somos cancer», «Somos refugiados, somos seres humanos», «Somos refugiados, no enemigos» y «No somos infiltrados, somos refugiados».
En caso de que los inmigrantes ilegales se nieguen a ser deportados, podrían hacer frente a penas de entre dos y cinco años de prisión, aunque las autoridades enfatizaron en que lo que pretenden es que los sursudaneses decidan volver a su país de acuerdo propio, según informó el diario «Haaretz».
De acuerdo con el ministerio de Exteriores de Israel, alrededor de 700 sursudaneses se encuentran en el país, mientas que el Gobierno aumenta dicha cifra a 3.000. Jerusalén aseveró que esa resolución no viola el Derecho Internacional, ya que la situación humanitaria en Sudán del Sur no les convierte en «buscadores de asilo» o puede considerarse de «cruel, inhumana o de tratamiento degradante».
La semana pasada, Netanyahu ordenó a sus ministros que aceleraran la deportación de los alrededor de 25.000 inmigrantes ilegales de Sudán del Sur, Costa de Marfil, Ghana y Etiopía, si bien rehusó aplicarla a los inmigrantes de Eritrea, Somalia y Sudán (unos 35.000) por la coyuntura en la que se sumen sus respectivos países.
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