Israel vivió ayer su peor tormenta de arena en cuatro años, con el aire cargado de partículas en suspensión, advertencias de precaución a la población y cierre de un aeropuerto en Tel Aviv, informaron medios locales.
El aire olía a polvo en Jerusalén y en otras muchas otras ciudades del Estado hebreo.
La arena, procedente de Egipto y Libia a través del desierto del Negev, en el sur de Israel, limitó la visibilidad a un kilómetro, lo que obligó a los conductores a extremar la prudencia y conducir con los faros antiniebla encendidos.
El ministerio de Medio Ambiente israelí advirtió sobre los altos niveles de contaminación ambiental y recomendó a la población, y especialmente a las mujeres embarazadas y a aquellos que sufren afecciones respiratorias o cardíacas, quedarse en casa y evitar hacer actividades deportivas, informó el diario local «Haaretz».
El aeropuerto de Sdé Dov, en Tel Aviv, desde el que las aerolíneas Arkia e Israir efectúan vuelos internos a Eilat, en el extremo sur del país, fue cerrado al tráfico civil por la falta de visibilidad y los vuelos fueron trasladados al cercano aeropuerto Ben Gurión.
Según la secretaría de Medio Ambiente, esta tormenta de arena es la peor en cuatro años registrada en Israel y la zona más afectada fue durante la mañana la región de central del Gush Dan y la norteña de Haifa, donde los niveles de polución fueron cuarenta veces más altos que un día normal.
El polvo se trasladó durante la tarde hacia el interior del país y afectó más a las áreas montañosas.
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