Cuatro personas murieron y tres resultaron heridas durante un tiroteo en una sucursal bancaria en la ciudad de Beer Sheva, en el sur de Israel, cuyo presunto autor, un ex policía, se suicidó tras retener a una mujer y negociar con las fuerzas de seguridad durante hora y media, informó la policía local.
La policía cree que el sospechoso, identificado como Itamar Alón, entró en la sucursal con la intención de perpetrar un tiroteo en venganza por la negativa de la entidad a permitirle retirar dinero con un sobregiro de 6.000 shekels - 1.640 dólares.
Horas antes, había tenido una discusión al respecto con el encargado del banco y luego regresó a su casa para tomar un arma e ir a la entidad.
El autor del ataque fue policía de fronteras en los años '90 y luego, como guarda de seguridad, recibió una distinción en 2002 por abatir a un palestino que mató a dos soldados en un atentado, informa el Canal 10 de la televisión israelí.
«Entró disparando a todo el mundo. Luego gritó 'Silencio' y disparó a dos personas que estaban a mi lado. Yo sólo rezaba. Pedí a uno que me ayudase, que pusiese su cuerpo encima del mío para que no me viera», declaró el testigo Remo Vaknin a las puertas del hospital Soroka de la ciudad, donde fue ingresado a causa de los golpes que le propinaron los agentes al creer que era el atacante.
En el momento de los hechos, en el banco - perteneciente a la entidad Bank Hapoalim, una de las dos principales de
Israel - había una decena de personas: las cuatro que murieron tiroteadas - tres hombres y una mujer -, las tres que resultaron heridas - una de ellas hospitalizada en estado grave - y al menos otras dos que se echaron al suelo y salvaron la vida escondidas.
«Intenté que no me viera, dejé de respirar un minuto, silencié el celular, incluso abrí todos los cajones del mueble que tenía al lado para que me taparan», declaró a la prensa una empleada del banco.
Los muertos en el incidente fueron identificados como Meir Zeitún (40), Anat Even Haim (34), Idán Schnitzer Sabari (22) y Avner Cohen (34), responsable de la sucursal.
Después del tiroteo, el sospechoso tomó una rehén y se encerró en una pequeña habitación, tras lo cual entraron dos policías en en el banco para negociar su entrega.
Durante hora y media, sólo estuvieron estas cuatro personas en la sucursal, en un intento de negociación que fracasó.
Finalmente, el autor de los disparos liberó a la rehén y se suicidó.
En una declaración, el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, calificó lo sucedido de «atentado» y «acto muy grave» sin precedentes en la historia reciente del país.