La Policía de Israel investiga a destacados funcionarios bajo la sospecha de que habrían sido sobornados por un influyente rabino israelí, un escándalo que involucra a la Policía, a un ex ministro e incluso al FBI.
Los detalles de la investigación se dieron a conocer después de que fuera levantado el secreto de sumario, según informaron medios locales.
El caso incluye la sospecha de que la mujer del rabino Yoshiyahu Pinto entregó una maleta con cientos de miles de shekels a la esposa de un destacado oficial de la Policía israelí, Efraim Braja, a cambio de información acerca de una investigación sobre una asociación en la que Pinto estaba involucrado.
Pinto es uno de los rabinos más influyentes de Israel y sirve de consejero espiritual a numerosos políticos y magnates, además de encabezar varias organizaciones educativas y de beneficencia.
Braja, entonces responsable de investigaciones y actualmente jefe de la unidad nacional para la investigación de fraude, informó a sus superiores de la entrega de una de las maletas y alertó de que se trataba de un soborno.
El rabino, sin embargo, defiende su inocencia e insiste en que sólo apoyó a Braja porque se encontraba en momentos de necesidad.
La denuncia del oficial llevó a la Policía a citar a Pinto y preparar una acusación, aunque el procedimiento se vio interrumpido debido a nuevas informaciones.
El ministerio de Justicia afirmó sobre el caso que «en la investigación del rabino Pinto, no hay base para sospechar de delito o indicios de mala conducta por parte de Efraim Braja».
El único alto oficial de la Policía cuyo nombre figura en un comunicado difundido por el ministerio, en relación a la investigación, es el comandante Menashé Arviv, que negó cualquier actuación en contra de la ley.
Tras reunirse con el jefe de la Policía de Israel, Yohanán Danino, Arviv decidió cesar en sus funciones hasta que concluya el procedimiento judicial.
Parte de la nueva información que cambió la naturaleza de la investigación sugiere que Arviv fue sobornado por Pinto cuando este último trabajaba en EE.UU, alegaciones que el primero niega y tacha de «rumores de individuos cortos de mente».
El caso salió a la luz gracias a unas escuchas del FBI consentidas por el rabino como parte de un acuerdo tras una denuncia de extorsión presentada que le obligó a testificar contra Michael Grimm, un congresista republicano de Nueva York y ex agente del FBI.
Grimm estuvo bajo investigación por el FBI por supuestas donaciones ilegales durante su campaña de 2010, algunas de las cuales se sospecha de que procedían de allegados al rabino Pinto.
El acuerdo de Pinto con el FBI requirió que su teléfono fuera intervenido y que divulgara cualquier información relacionada con transacciones financieras de una organización sin ánimo de lucro que encabezaba.
Además, un ex ministro israelí cuya identidad se desconoce, estaría supuestamente implicado en el caso después de que Pinto testificara que le pidió que se retractase del testimonio contra Grimm.
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