Cientos de miles de ultraortodoxos, según medios locales, participan en una protesta en Jerusalén contra el nuevo proyecto de ley de alistamiento que el Gobierno del primer ministro, Binyamín Netanayhu, trata de sacar adelante y que les obligará a servir en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Bajo una convocatoria que llevó por lema «Congregación de oración y protesta», los principales rabinos ultraortodoxos del país consiquieron reunir a miles de estudiantes de seminarios que se oponen a la cuota de alistamiento en su comunidad, ligeramente superior a las 5.000 soldados.
«Netanyahu es como Asuero, un rey tonto», afirmó al Canal 10 de televisión el diputado Israel Eichler, del partido Iahadut Hatorá y uno de los promotores de una concentración avalada por todas las corrientes de esta comunidad, sefardíes y askenazíes por igual, refiriéndose a la cercana festividad de Purim.
Según el Libro de Ester, Asuero fue un monarca persa que reinó en el siglo V a.C. y que se dejó convencer por su primer ministro, Hamán, de la necesidad de acabar con los judíos.
En este paralelismo, los ultraortodoxos se quejan de que Netanyahu se dejó llevar por las presiones de otros partidos en su coalición para decidir que los estudiantes de seminarios rabínicos deban ser reclutados como el resto de la población israelí, poniendo fin a unas exenciones históricas que fueron revocadas en 2012 por el Tribunal Supremo.
La masiva concentración a la entrada de Jerusalén desde poco después de las 14.00 horas paralizó casi por completo la ciudad, donde la circulación fue restringida y se desplegaron 3.500 efectivos policiales.
También fue cerrada la estación central de autobuses y la autopista 1 que conecta Jerusalén con Tel Aviv.
El reclutamiento de los jóvenes dedicados al estudio de la Torá y su introducción al mercado laboraral fue clave en las pasadas elecciones generales, que apartó a los partidos ultraortodoxos del Gobierno.
En la multitudinaria protesta, los organizadores hicieron una demostración de fuerza a Netanyahu para decirle que no se doblegarán ante las sanciones penales que dicta la ley para quien no la acate.
Los ultraortodoxos insisten en que sus varones jóvenes sirven a la nación a través de oración y el estudio, preservando de esta manera la enseñanza y herencia judía y sosteniendo una forma de vida devota que mantiene con vida la cultura judía a través de siglos de persecución.
La propuesta, sacada a adelante a duras penas durante el último año y que debe ser votada en el Parlamento este mes, establece también la suspensión de ayudas públicas a todo seminario que no aporte su cuota de miembros.
Del servicio sólo quedarán exentos unos 2.000 estudiantes por razones de salud y otros 1.800 considerados «eruditos de la Torá» que seguirán en las aulas rabínicas.
«El cambio está comenzando», dijo al Canal 10 el parlamentario Ofer Shelah, cuyo partido, Yesh Atid, impulsa el reclutamiento de los ultraortodoxos. «Ésta ley creará un cambio cultural profundo en el público ultraortodoxo».
Shelah y el líder de la facción, el ministro de Finanzas, Yair, Lapid, aseguran que integrar a los ultraortodoxos en las FDI conducirá a fin de cuentas a su inclusión en el mercado de trabajo y ayudará a sostener el crecimiento económico de Israel.
La gobernadora del Banco Central israelí, Karnit Flug, así como entidades internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), advirtieron que el alto desempleo en los sectores árabe y ultraortodoxo amenazan las perspectivas económicas del Estado judío.
Pese a que la Policía informó acerca de cientos de miles el número de participantes en la protesta, los medios locales evaluaron que la cifra osciló entre 250.000 y 400.000.
Medios locales informaron de que la manifestación transcurrió en relativa calma, aunque según la policía en al menos dos focos de la protesta se detectó la quema de neumáticos y sus agentes debieron intervenir para apagarlos.
Los ultraortodoxos representan alrededor de un 10% de los 8 millones de israelíes. Decenas de miles de ellos no sirven en las FDI, un servicio obligatorio que dura tres años para los varones y dos para las mujeres.
Fotos: Gentileza Maguén David Adom
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