Israel 2011 comienza a despertarse de su prolongado letargo. Al igual que Argentina de hace una década resuenan en las calles del país "que se vayan todos", pero no como un simple cambio de figuritas, sino como un real y absoluto cambio de un sistema económico que ha demostrado su absoluto fracaso.
Un país como Israel con índice a nivel macroeconómico positivos pero cuyos frutos los saborean sólo unos pocos en detrimento de la mayoría. Ayer sábado salieron a las calles 150.000 personas a gritar BASTA. Basta a la estafa, a la mentira, al engaño, a la corrupción. Educación, salud y vivienda, tres pilares básicos en los cuales debe asentarse una sociedad y que se han ido tornando inaccesibles. Los indignados no son solamente los médicos, los estudiantes o los trabajadores sociales. Los indignados somos todos (o casi, por supuesto que los que se enriquecen gracias al sistema no lo son).
Poco a poco van sumándose a este renacer israelí todos los estamentos sociales. Por supuesto que algunos son oportunistas, pero con el tiempo podremos separar la paja del trigo. Por el momento es tiempo de acentuar las protestas, y de ir generando un auténtico espacio de poder con propuestas claras que lleven al final de esta nefasta y oscura noche neoliberal.
Vendrán promesas de parte de este gobierno integrado por personajes corruptos como Liberman, quien en un acto de marcado desprecio expresó que ésta era la rebelión de los ricos. O personajes nefastos como el encargado del Ministerio de Salud que se preocupa si en las salas de radiología hay suficiente separación entre hombres y mujeres. O personajes místicos como el Ministro de Justicia que desearía implementar la Ley de la Torá. O personajes a esta altura inimputables como el Ministro de lnterior (perteneciente al ultraordoxo partido SHAS) quien se asombra de que hayan matado un rabino, y es por ello que manifiesta que vivimos tiempos difíciles. Se olvida que se ha asesinado a un Primer Ministro, torciendo la historia de un país, y que los que han alentado a ese crimen han sido los seguidores de su partido.
Como en un gran cambalache este gobierno, quien robó la voluntad popular, tratará de sobrevivir y es como ahora escuchamos de Netanyahu la caradurez de sus palabras diciendo que los reclamos son justos. Pareciera que hasta ahora otro estuvo en el gobierno entonces. O quizás la culpa es de Ben Gurion.