Hace algunos días países de Europa conmemoraron el Día Internacional del Holocausto. En esos días tuvimos la oportunidad, de leer, ver películas y obras de teatro sobre el tema, y escribir comentarlas.
Una de las películas que tuve la ocasión de ver fue la historia del padre de la Iglesia católica polaca Romuald Jakub Weksler-Waszkinel.
El padre Jakub nace más o menos el 28 de febrero de 1943 en Swieciany cerca de Lublin parte de la Polonia ocupada por los nazis, cuando era un bebé, la madre vio la situación en Polonia y le da el bebé a su vecina polaca, para que lo críe, sabiendo que no lo volvería a ver, pero posiblemente se salvaría.
Sus padres adoptivos lo educaron como niño polaco cristiano, sin contarle su origen. Por su educación a la edad de 17 años tuvo la vocación de ser cura católico, por lo tanto entró a un instituto católico para estudiar y realizar sus ambiciones .
Como el instituto donde fue a estudiar era un internado, su padre lo acompañó a registrarse; no le cuenta nada sobre su origen. Ese mismo día tiene un ataque al corazón y se muere, se cree que de arrepentimiento, por no haberle dicho a su hijo la verdad sobre su origen para que él decidiera si quiere entrar en el instituto o no.
Después de los estudios es ordenado como cura romano católico, función que ejerce por muchos años.
Al cumplir 35 años, después de 12 de ejercer como cura, su madre decide revelarle su origen judío, dándole una foto de su madre biológica.
Desde ese día en su escritorio tiene siempre dos fotos la madre judía y la madre polaca. Para él son dos madres y el sigue amando a las dos madres: a la que le dio la vida y a la que lo educó.
Estudia en la Universidad Católica de Lublin. Después de recibirse, le ofrecen una cátedra, y es maestro en ese instituto por mucho tiempo.
A pesar de conocer su nueva realidad sigue ejerciendo como cura en Polonia, pero en ese momento comienza para él un problema muy grande: la doble identidad. Se propone redescubrir o desenterrar su identidad perdida o robada.
Por su educación cristiana de muchos años, el cree que puede ser judío y cristiano al mismo tiempo. Se explica a sí mismo diciendo: "Jesús nace judío y muere como tal", por lo tanto "amar a Jesús quiere decir amar a los judíos".
El día de la exhibición de la película, estaba presente la realizadora y directora de la película Ronit Kartzne que en una plática después de la exhibición explica sobre la realización de la misma, además de hablarnos de sus demás trabajos. Ha hechos documentales sobre "Los judíos nuevos" o sea los judíos que tienen problema de doble identidad que en un tiempo fueron católicos pero su origen es judío. Cada uno tiene su historia, cada uno es un caso especial.
Entre las películas que realizó se encuentra "El Secreto". Durante el tiempo de
su realización, hizo varios viajes a Polonia. En una ocasión conoce al cura Jakub Weksler. Desde ese momento comienza una relación muy profunda entre ambos, le da material y le cuenta sobre Israel, le da la oportunidad de conocer más sobre el judaísmo.
El padre decide venir a conocer el país, a su vida y ver si puede vivir acá.
Después de su viaje es cuando se le presenta más agudo el problema o dilema: si un hombre puede ser a la vez sacerdote católico y también judío religioso que cuida las leyes.
Cuando decide venir a Israel entra en un kibutz religioso a estudiar hebreo y conocer la vida en Israel. El quería salir los domingos e ir a una iglesia cerca de Tiberíades a oficiar una misa, pero no se le permite.
Pasado un tiempo regresa a Polonia, arregla sus asuntos y en 2009 decide hacer aliá.
A su llegada a Israel se encuentra con una de las desilusiones más grandes de su vida. El quería seguir oficiando como cura, lo que fue muchos años de su vida. Recorrió varias iglesias en Jerusalén, Yafo y Abu Gosh, en ningún lado fue aceptado; en todos fue rechazado, ya que como judío no puede oficiar en una iglesia católica.
Por otro lado, como judío no podía hacer aliá. Había aceptado otra religión y por eso no estaba incluido en las condiciones que requiere la ley de retorno. Estaba dentro del precedente, que en 1962, la Suprema Corte de Jerusalén con el juez Haim Cohen como presidente, promulgó una decisión histórica. Por votación de 4 contra uno rechazó la petición de ciudadanía israelí de Oswald Rufeisen, un monje carmelita, conocido como el padre Daniel, que le negaron el derecho acogerse a la ley del retorno porque aceptó otra religión.
Sobre este argumento, alega el padre Jakub Weksler que su voluntad es vivir el resto de su vida alrededor de la cultura de sus ancestros.
Tomando en cuenta este punto que él alega, se le acepta como un caso de misericordia, dándole visa de residente permanente.
Hoy vive en Jerusalén, no es cura, ni judío religioso. Es tradicional, trabaja en los archivos del Museo de la Shoá con el sueldo mínimo, más una pequeña pensión de Polonia, que apenas le alcanza para vivir.
A pesar de la situación él decide y quiere seguir en viviendo entre judíos en
Israel. El problema de doble identidad es bien conocido por todos los que hicimos aliá. Dejamos un país, una forma de vida, para llegar al lugar soñado, donde todo es diferente, y en ocasiones no somos bien vistos. Por mucho tiempo seguiremos siendo mexicanos o argentinos por nuestro acento, no siempre israelíes. Esto es lo contrario a lo que sucedía en nuestros países de origen: allí éramos judíos o rusos, luego nacionales. Problemas similares tienen quienes vinieron de países árabes o musulmanes. También llegan a una vida diferente, o los olim de Etiopía que siguen con el problema por muchos años.
Ese problema de doble identidad lo sintieron también nuestros padres al llegar a América, a un mundo muy diferente al por ellos conocido.
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