Un país, en el cual uno de sus ciudadanos, se prende fuego, llevado al limite, gracias a políticas de exclusión, no merece ser vivido.
Un país cuyo gobierno lo único que desea es mantenerse en el poder a toda costa, no merece ser vivido.
Un país que dilapida los recursos en el enemigo interno (ortodoxos) no merece ser vivido.
Un país con un gobierno con ninguna aspiración de paz no merece ser vivido.
Un país que roba tierras a sus vecinos para después legalizarlas no merece ser vivido.
Un país en el cual la mentira, la discriminación, el odio y el resentimiento son moneda corriente, no merece ser vivido.