Enséñame Señor a bendecir y a orar
Por el secreto de la hoja marchita
Y por el brillo de la fruta madura
Por esta libertad:
Ver, sentir, respirar, saber, confiar, fracasar.
Enséñame a que mis labios bendigan y alaben
Cuando tu razón se renueve en la mañana y al atardecer
Para que no sea mi nuevo día como ayer y anteayer
Sino que sea un día de creación y no de diaria rutina.
Lea Goldberg
La poetisa israelí Lea Goldberg, de la cual conmemoramos 100 años de su nacimiento, expresa en sus "Versos para el final del camino", en términos sencillos e intensos un mensaje adecuado para el mes de Elul, que acaba de comenzar.
Sumidos en la rutina diaria, el mes de Elul, y los posteriores Iamim Noraim nos brindan la oportunidad de poner un paréntesis y sopesar nuestras acciones, nuestras actitudes, de evaluarnos y sincerarnos con nosotros mismos, única manera de poder comenzar a mejorar nuestra relación con el mundo circundante.
¿Acaso es posible el Tikun Olam, sin la corrección de uno mismo?
¿Cuántas veces en la vorágine de lo cotidiano tenemos tiempo de valorar lo que tenemos? ¿Cuántas nos detenemos a pensar en lo que realmente somos y hacemos? Y cuando ya lo hacemos, ¿logramos realmente llegar a nosotros mismos en la profundidad requerida o el ritmo de la vida que vivimos nos dicta también la superficialidad de la relación con nosotros mismos?