"Israel fue redimido de Egipto por los méritos de las mujeres pías que vivieron en esa generación," (Sotá 11b). Este texto continúa sorpresivamente con un relato casi surrealista: "Que a la hora que iban a extraer agua, el Santo Bendito les proveía peces pequeñitos en sus jarras y extraían mitad agua y mitad peces... y lo llevaban a sus maridos al campo y los aseaban y los untaban con aceites y los alimentaban y les daban de beber y tenían relaciones con ellos... y como embarazaban volvían a sus casas..."
Y así continúa el midrash relatando el nacimiento y la salvación de los hijos.
Las mujeres de Israel se destacan en esta escena por su osadía y perseverancia, por su rebeldía y por su desafío. Inmersas en el sufrimiento infinito de la esclavitud, se preocupaban por sus parejas y por su procreación, desafiando la orden de Faraón que había ordenado la muerte de todo recién nacido: "Entonces Faraón dio a todo su pueblo esta orden: 'Todo niño que nazca lo echaréis al Río; pero a las niñas las dejaréis con vida'" (Ex. 1:22).