Sara, Rajel y Janá son mencionadas en la lectura de la Torá y la Haftará de Rosh Hashaná . Las tres mujeres quedaron fijadas en nuestra memoria como estériles.
De acuerdo a nuestros sabios estas lecturas fueron estipuladas por el hecho de que “en Rosh Hashaná Sara, Rajel y Janá quedaron preñadas” (Tratado de Rosh Hashaná 11 a).
Los hijos de estas mujeres cambiarían el curso de la historia nacional, pese a que sus relaciones parentales no fueron nada simples. Poco después del nacimiento de Itzjak, su hermano Ishmael fue expulsado del hogar, y posteriormente Itzjak es conducido a la atadura destinado a ser ofrenda. Iosef, primogénito de Rajel, goza de un trato privilegiado por parte de su padre sin el cual toda la historia de la venta de Iosef, el descenso de los Hijos de Israel a Egipto y el Éxodo se verían completamente diferentes. Shmuel, hijo de Janá, entregado por su madre para el Servicio Divino, se transformará en el profeta que consagraría a los primeros reyes de la nación.
El inicio del año nos trae una presencia femenina de la cual es difícil abstraerse. La Creación en sí, festejada apenas unos días antes de la inauguración del año, es descripta como un acto femenino “Haiom Harat Olam” – “Hoy es concebido el mundo”, como si el Santo Bendito Sea hubiera dado a luz al mundo al igual que las mujeres recordadas.
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