El paradigma de los hermanos fracasa desde el comienzo de la historia, y acá para resarcirse, vienen mellizos. Juntos. Ése es el mensaje que Dios quiere dar al misterio de la vida y el nacimiento de los hijos.
Juntos y absolutamente distintos. Ése es el misterio. Y el desafío. Como hijos, como padres, como humanidad.