Judíos y árabes de Israel aparecieron ayer unidos en un frente común para condenar uno de los crímenes más reprobables y peligrosos que puedan cometerse en el marco de la siempre delicada situación en la región: el ataque a una mezquita , el incendio provocado en la misma, que dejó serias huellas no sólo en las paredes ennegrecidas por el fuego sino también en los numerosos libros del Korán quemados e inutilizados total o parcialmente.
Por primera vez fue atacada en la madrugada del lunes una mezquita en una aldea árabe dentro del Estado de Israel, Tuba-Zangaría ubicada en la Alta Galilea, cuando desconocidos que entraron al lugar incendiaron su interior causando así serios daños .
La policía israelí , habitantes locales y políticos de diferentes partes del espectro partidario israelí, estimaron que los responsables deben ser extremistas de derecha israelíes. Fue interesante escuchar al diputado Otniel Shneller del partido opositor "Kadima", residente en un asentamiento en Cisjordania, calificando de "terroristas" a quienes atacaron la mezquita, exigiendo a las autoridades que desplieguen esfuerzos inmediatos para detenerlos. "Esa gente socave nuestros derechos en esta tierra", agregó.