El mundo parece casi haberse acostumbrado a oir barbaridades y tergiversaciones históricas de boca del Presidente de Irán Mahmud Ahmadinejad, que ha convertido en parte de su discurso público el desmentido del Holocausto, aunque fue una de las maldades humanas más documentadas de la historia.
Hay sin duda quienes dicen "está loco" y con eso resuelven el problema de cómo lidiar con un dictador que habla de esa forma. También de Hitler decían que era loco
Pero las declaraciones de su embajador en Montevideo Hojjatollaj Soltani, demuestran que lo que hay de por medio no es una excentricidad del Presidente sino una política oficial. "Tal vez murieron, asesinaron, a unos, no sé, miles de judíos, 2 millones, 4 millones, 6 millones, eso es una mentira", dijo el embajador iraní. Como si un millón no hubiese sido suficiente...Lamentablemente, hay demasiadas pruebas históricas que confirman que fueron seis.
Y el que haya osado desmentir el Holocausto estando en suelo uruguayo como su huésped es no sólo una ofensa a la colectividad judía local-muchos de cuyos miembros perdieron familiares en el Holocausto y son hijos o nietos de sobrevivientes de aquel infierno-sino que es también una afrenta al Estado y pueblo de Uruguay que son sus anfitriones.
Es que aquí viene un diplomático extranjero y se atreve, amparado en la democracia uruguaya-régimen que , dicho sea de paso, no existe en su país-a violar la resolución 60/7 de las Naciones Unidas adoptada por la Asamblea General el 21 de noviembre del 2005, rechazando toda negación, sea parcial o total, del Holocausto como hecho histórico.