El martes de la semana pasada amanecimos con noticias llegadas de la oficina del Presidente de Israel Shimon Peres, informando festivamente sobre la misiva que había recibido nada más ni nada menos que del recientemente electo Presidente de Egipto Muhammad Mursi, de los Hermanos Musulmanes.
“Espero ansioso que despleguemos nuestros mejores esfuerzos para devolver el proceso de paz en Oriente Medio a su camino correcto a fin de lograr seguridad y estabilidad para todos los pueblos de la región, incluyendo el pueblo israelí”. Así decía la carta del Presidente, cuya copia fue publicada y vimos claramente. No precisamente una carta de amor eterno, pero sin duda, un elemento positivo, una importante señal de cara al futuro.
Esa misiva, era una respuesta a la que Peres le había enviado antes, felicitándole por su victoria en las elecciones egipcias y augurándole buenos deseos en el mes sagrado del Ramadan.
Lamentablemente, esta región puede más que las sorpresas…y horas después llegó el desmentido, afirmando que las noticias al respecto eran burdas mentiras e inventos. Claro que la carta ya había sido publicada y la casa presidencial de El Cairo pasó vergüenza. Pero Mursi, por lo menos, intentó minimizar el daño que consideró haría la publicación, ya que conoce bien los vientos que soplan en la zona..y que su propia organización alienta y promueve desde hace muchísimo tiempo.
Es el mismo viento que empujó a los judocas libaneses en los Juegos Olímpicos de Londres a rehusar entrenar sobre la misma alfombra en la que lo hacían, por separado, los judocas israelíes..