Celebras la muerte,
ebrio de sangre vuelves a colmar la copa
y buscas justificar tu falta de conciencia,
encubrir tu odio fascista inepto,
no contra mí
sino contra la humanidad de la que formas parte.
Te crees por un instante efímero protagonista,
te han conchabado por migajas,
para interpretar un papel deslucido de reparto
y detrás de ti y antes que tú
pasaron otros,
que nadie recuerda sus nombres,
que hasta sus parientes les olvidaron,
extraña forma de planificación familiar.
Ni siquiera peones son,
esclavos de corruptos jeques.
¿Habrás probado bocado de la mesa de tu amo la noche de anoche?
¿Has recibido los favores de las vírgenes prometidas?