¿La próxima parada para el pueblo del libro? Una espontánea biblioteca pública para consultar libremente mientras se espera el autobús. Ninguna multa, ninguna regla, ningún acallamiento.
Imaginen una biblioteca donde no hay fechas de vencimiento ni bibliotecarios que le digan que se calle. Artistas israelíes han desarrollado un nuevo modelo de biblioteca urbana: una biblioteca gratuita en paradas de autobús para pasajeros y viajeros de todas Las edades.
Daniel Shoshan, un artista de instalaciones y profesor en el Technion – Instituto de Tecnología de Israel –, junto con el graduado del Technion, Amit Matalon, comenzaron este nuevo concepto de biblioteca pública, pensando que, a veces, las personas tienen largos tiempos de espera para tomar Los autobuses.
Su lema: Usted puede tomar, usted puede devolver, usted puede agregar.
El dúo armó una serie de estanterías en las paradas de autobús a lo largo de las ciudades israelíes. La idea es que cualquiera puede tomar un libro de la estantería, leerlo en la estación o llevarlo al autobús y devolverlo cuando lo haya terminado.
Ninguna fecha de vencimiento, ningún cargo por atrasos, ninguna regla.
Al principio hicieron un experimento para ver si la dinámica funcionaría. ¿Se repondrían los estantes? ¿La gente participaría? "Comenzó como un proyecto artístico, y de repente fue tan exitoso que lo supe... Se ajusta a un nuevo modelo de biblioteca pública", Le dice Shoshan a ISRAEL21c. "Las bibliotecas municipales en Israel me han pedido que lo comience aquí y creo que será un proyecto comercial algún día".
Shoshan cree que Las bibliotecas de paradas de autobús, podrían ser un lugar para reciclar material de lectura que ocupa espacio en las estanterías de las personas y en los sótanos de las bibliotecas públicas.
"Sé que la gente tiene un montón de libros en casa y no saben qué hacer con ellos", dice.
¿Cómo surgió la "novedosa" idea?
Las seis semanas piloto del año pasado, se iniciaron en el barrio Ziv de Haifa, le dice Shoshan a ISRAEL21c. Se construyeron estanterías en seis paradas de autobús a lo largo de la ruta desde el campus del Technion y la plaza Ziv.
Los pasajeros tenían la libertad de tomar libros para su viaje y devolverlos, o no. "Después de algún tiempo el sistema encontró su propio equilibrio, y comenzó a aparecer el fenómeno de los residentes agregando libros, con la creación de estanterías centradas en las personas, siguiendo las necesidades locales", informan Los dos artistas.
En la parada de autobús más cercana a la universidad, los estudiantes intercambiaban libros de ciencia de referencia, sus tesis y ciencia ficción. En un barrio ultra ortodoxo, los residentes intercambiaban ejemplares de textos religiosos y CDs, y los residentes de habla rusa en la parada de autobús de Ziv-Hankin crearon una biblioteca en idioma ruso.
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