La extrañeza y confusión de los versos en estos años, introducida de algunos, es queja ya universal entre cuantos conocen o bien desconocen nuestra lengua. Ofén dense los buenos juicios y juntamente se compadecen, viendo el disfraz moderno de nuestra poesía, que siendo su adorno legítimo la suavidad y regalo, nos la ofrecen armada de escabrosidad y dureza. Mas junto con este sentimiento, es tanta la modestia de muchos, que llegan a mostrar- se dudosos sobre si este modo de escribir, siendo a todos molesto, es en alguna manera acertado, si esconde misterios de ingenio, si alguna utilidad o circunstancia oculta por donde merezca estimarse y ser admitido de los nuestros. O ya que nada merezca, desean saber en qué se funda, de qué causas procede y por qué le apetecen sus autores, pues no es creíble que sin ningún fin o interés aunque sea engañoso nadie elija y abrace un error. Este celo tan cuerdo de los dudosos merecería ser correspondido de quien pudiese vencer sus dificultades, y aunque yo no me prometo tanto, quise...
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