Amigos de Semana
Estas semanas, sin lugar a dudas, estuvieron marcadas por el regreso de Gilad Shalit a su casa después de más de cinco años de cautiverio y negociaciones para su liberación a cambio de 1.027 terroristas palestinos.
Todo Israel siguió con emoción y los pasos hacia su liberación. Sin embargo, la alegría estuvo cubierta de sentimientos cruzados debido al precio que se pagó por su libertad.
En los medios mundiales preguntaban cómo es que Israel estuvo dispuesto a liberar a más de mil prisioneros palestinos condenados en una corte judicial por los terribles ataques terroristas perpetrados en contra de la población civil, parte de ellos responsables de algunos de los más sangrientos actos cometidos a principios de los años 2000 en varias partes de Israel.
De hecho, el acuerdo entre Israel y Hamás fue el resultado de una difícil y valiente decisión por parte del gobierno israelí que tuvo como trasfondo también las dolorosas desapariciones del piloto Ron Arad, así como la de otros tres soldados en la primera guerra del Líbano. Esta actitud se deriva del compromiso israelí de que ningún soldado sea abandonado en el campo de batalla y se asocia a principios básicos de la sociedad israelí: los valores judíos de la responsabilidad mutua, es decir, el compromiso que cada uno de nosotros tenemos para con nuestros semejantes, así como el rescate de los cautivos y la certeza de que cada persona, especialmente aquellos que sirven al Estado, deben regresar sanos y salvos a sus hogares con el apoyo y los esfuerzos máximos de las autoridades.
Esta certeza sostiene la cohesión y la fortaleza de la sociedad israelí y hace posible la devoción de los soldados por defender a su país.
Aunque el precio a pagar fue muy alto, el acuerdo equilibra el deseo de traer de regreso a Shalit y la necesidad de mantener la seguridad de los ciudadanos de Israel. Cabe destacar que la larga espera hasta que pudo concretarse este acuerdo fue una sostenida fuente de frustración. Solamente en los últimos meses y sin lugar a dudas bajo la influencia de los acontecimientos en el mundo árabe que, entre otros, debilitaron a los patrones sirios de Hamás, este último mostró por vez primera flexibilidad en las negociaciones.
La liberación de Gilad constituye un afortunado desenlace que nos enorgullese a todos.
Cordialmente.
Ricardo Pustelnik
Ashdod