Sres de Semana

Gilad Shalit, secuestrado tras un atentado que violó la frontera de Israel y mantenido cinco años en cautiverio sin control de ningun organismo internacional, no es comparable a ninguno de los presos palestinos condenados en cárceles por cometer actos terroristas, que reciben visitas de la Cruz Roja Internacional, instituciones de Derechos Humanos y familiares.

La diferencia es notable e indiscutible, y en esto no hay ni matemáticas ni nada, sólo la razón, el sentido común, la cordura y el cumplimiento de las leyes internacionales.

Cinco años pasaron. Nadie sabe si Gilad está vivo, o si está dentro de un pozo, o en un lugar rodeado de explosivos para que a nadie se le ocurra intentar rescatarlo.

Y nosotros ¿qué hacemos? ¿Desde cuándo hay que darles a los terroristas la oportunidad de salir un día de la cárcel con un título universitario bajo el brazo, con estudios pagados por nuestro gobierno?

¿Cómo puede ser que los presos palestinos en nuestras cárceles sigan recibiendo todo tipo de beneficios y privilegios.

Al pan y al vino vino. Ellos tienen a un soldado israelí en cautiverio y no en ninguna cárcel legal, asi que hay que endurecerles las condiciones de vida. Eso es lo que se merecen.

¿Dónde se ha visto? Los terroristas pueden estudiar en las universidades israelíes desde la cárcel. Sería interesante saber qué tienen para decir sobre eso todos aquellos que no se cansan de hablar de un genocidio palestino.

A este paso acabarán dándoles Viagra para que se reproduzcan entre nosotros aún más.

Saludos.

Alicia Treidel
Yavne