Sr. Director
Es difícil que la fuerza de sus palabras cambie el mundo pero Obama pasará a la historia como el líder que mejor combina la melodía de su entonación con la firmeza de sus mensajes. En su boca, las palabras cobran sentido y los discursos fluyen como una sinfonía.
El jueves pasado, en el Departamento de Estado, tal vez no fue uno de los más brillantes. No tuvo la solemnidad del que pronunció cuando fue recién elegido, ni la trascendencia del que dirigió al mundo islámico en El Cairo hace y que en parte animó las revueltas que ahoran llenan de esperanza el futuro árabe.
Frente a estos otros, puede que este último parezca poco novedoso y, sin embargo, escuchar en boca de un presidente de EE.UU que en el mundo no habrá espacio para dictadores como Assad y Gaddafi si utilizan la represión y la violencia, cuando menos suena bien.
EE.UU dejó de ver a estos países a través de sus dirigentes, para mirarlos a partir de ahora a través de sus dirigidos. Por primera vez en la historia, la sociedad americana vive estas protestas en el mundo árabe como una amenaza.
El otro cambio de parámetro, coincidiendo con la visita de Netanyahu , fue el anuncio de que EE.UU considera las fronteras de 1967 como punto de partida para un proceso que acabe con el inmovilismo insoportable del conflicto de Oriente Medio.
El escollo de las fronteras paraliza los intentos de paz en la zona y hasta ahora ningún presidente americano se había mojado tanto en público.
Sin embargo, no hay ninguna evidencia de que el proceso de paz entre nosotros y los palestinos vaya a cambiar, más bien parece todo lo contrario.
Pero la falta de un proyecto en el horizonte aumenta las posibilidades volvamos a quedar aislados si la ONU acepta la formalización unilateral de un Estado palestino en septiembre. Ese es el margen con el que Obama pudo cargar de sentido sus palabras, para que como en otras ocasiones, su discurso pueda llegar más allá de la prensa del día siguiente.
Cordiales saludos
Shai Gurfinkel
Kibutz Gaatón