Estimados amigos de Semana
Los últimos acontecimientos en Oriente Médio, en medio de la turbulencia y de la incertidumbre en cuanto a su futuro, dejan algunos puntos perfectamente claros:
Sin sorpresa, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la prensa y los militantes progres son extremadamente selectivos en sus acciones humanistas y pacifistas. El CDH no promueve ninguna investigación sobre las masacres cometidas por los regímenes musulmanes militares, teocráticos o aristocráticos. Los medios minimizan noticias, análisis y comentarios. Los militantes progres, en una posición bastante desconfortable, mantienen un silencio absoluto. La excepción es Líbia, cuyo gobierno es defendido por ellos porque EE.UU participa en los ataques contra Gaddafi, aunque disgustadamente, junto con Inglaterra, Italia y Francia.
Instituciones académicas de Occidente, algunas muy selectas, como el London School of Economics, recibían muchas contribuciones del dictador líbio. Y la misma LSE es una de las principales fuentes del movimiento del boicot contra Israel. Eso es apenas la punta del iceberg. Varias revelaciones del mismo género (financiamiento de la campaña de Sarkozy com dinero donado por Gaddafi, por ejemplo), aparecerán sin necesidad de Wikileaks.
Hay tentativas desesperadas, medio cómicas, de atribuir a Israel alguna responsabilidad en las rebeliones de la población árabe-musulmana. Assad y Ahmadinejad, evidentemente, no dejarían pasar esta oportunidad. Pero, además de ellos, ciertos analistas dicen que Israel prefiere las dictaduras amenazadas a los eventuales regímenes democráticos. O sea: afirman que Israel apoya a las dictaduras árabes-musulmanas que vienen tratando de destruir al Estado Judío desde casi un siglo sin señales de cansancio.
Hamás fue instruido para cambiar la dirección de los reflectores, que se habían vuelto hacia las rebeliones, y retornarlos a enfocar el conflicto árabe-israelí. Bombardea intensamente ciudades y poblaciones israelíes, tratando (y en parte consiguiendo) de matar civiles. La reacción de la ONU fue prácticamente nula. El CDH, evidentemente, no se manifestó. Los gobiernos occidentales esperaron la reacción israelí para condenar la "escalada de violencia en la zona", repartiendo la responsabilidad entre los que atacan civiles y los que se defienden de esos ataques. Ninguna sorpresa. Y Obama volvió a declarar, en medio de las masacres diarias en Líbia, Síria, Yemen, Irak, Bahrein, etc., que el problema central en Oriente Medio es la ausencia de un Estado palestino.
Un director de teatro y activista judío pro-palestino, que vivía entre Haifa y Jenín, fue asesinado por terroristas palestinos. Silencio absoluto en la izquierda acerca de los responsables del crimen, fuera de los lacónicos elogios al difunto.
Ismail Haniyeh de Hamás se queja de la agresión israelí a Gaza. Y Mahmud Abbás, el socio de la paz, se sumó a sus protestas. ¿Se volvieron locos? No, para nada. Si las quejas sirvieron después que fueron disparados miles de misiles desde Gaza contra la población civil israelí durante nueve años, ¿porqué no serán útiles ahora?
La retratactación de Goldstone está siendo enfrentada con la estrategia de la desautorización. Los medios afirman que el juez cedió ante las presiones del lobby sionista. Inglaterra está en contra de anular el informe y las ONGs anti-israelíes, de cuyos 'testimonios', aparte de los de Hamás, Goldstone había extraido las "pruebas" de las acusaciones a Israel, no muestran ninguna señal de culpa o arrepentimiento.
Sin novedad en el frente de la demonización contra Israel, de la distorción, de las calumnias, de la inversión de responsabilidades, de la minimización de las masacres cuando son perpetradas por dictaduras islámicas anti-occidentales y noticiadas "menos minimamente" cuando son perpetradas por dictaduras islámicas pro-occidentales.
Después de todo, denunciar a las dictaduras árabes-musulmanas por crímenes contra la humanidad es peligroso. Para los medios y los "humanistas", el único país del planeta que comete crímenes contra la humanidad es Israel. Los hechos y las evidencias no deben perjudicar a "la visión que se tiene de la realidad".
Algún día todo esto será objeto de estudio, examinado, publicado y debidamente analizado por historiadores objetivos y honestos. Así como se hizo con el nazismo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se trató de entender la verdadera motivación y los mecanismos que accionaron la demonización de los judíos y las acusaciones que prepararon la creación de los campos de exterminio. En un futuro que esperemos no sea demasiado largo, serán buscadas las razones de la actual demonización de Israel.
Mientras tanto, a Israel no le queda otra que resistir, y a las personas con un mínimo de lucidez y honestidad, denunciar la nueva forma de demonización asumida por intelectuales, pseudo izquerdistas, estadistas occidentales e instituciones académicas de las democracias liberales, todos ellos ligados de alguna forma a la industria del petróleo y a sus petrodólares.
¡Jag Sameaj para todos y no aflojen!
Jorge Newman
Buenos Aires