Sr. Director
Durante 30 años, Hosni Mubarak consiguió convertir a sus ciudadanos en súbditos con la complicidad de Europa y Estados Unidos. Pero los gritos de la revolución democrática del mundo árabe han llegado a las calles de Egipto.
Gritos teñidos de hambre, de libertad, de derechos humanos, de cambio y de reformas.
En un intento desesperado y soberbio, Mubarak quiso silenciar las voces de su pueblo y cortó el servicio de móviles e internet en todo el país.
Pero Google y Twitter no se callaron y siguieron hablando. Y lo han hecho para retornar la palabra arrebatada. Así, un programa creado por Google este fin de semana convirtió los mensajes de voz que los egipcios dejaban en tres números telefónicos internacionales en mensajes escritos que son transmitidos por Twitter.
A través de los mismos números telefónicos, también se puede oír los mensajes dejados.
Más allá de los pormenores técnicos, la iniciativa de Google es una bofetada a las dictaduras y, de paso, un aviso a todos aquellos que, desde sus sillones en cualquier lugar del mundo, lo contemplan como un tablero de juego.
Las masas descriminadas y que exigen derechos siguen siendo manipulables, pero cada vez va a ser más difícil acallarlas y mantenerlas en la ignorancia.
Las redes sociales no causan ni hacen revoluciones, pero las socializan y las hacen auténticamente igualitarias.
Los pueblos se mueven sin líderes y hablan sin consignas preestablecidas.
Falta saber quiénes y cuántos estaremos dispuestos a escucharle.
Atte.
Federico Grynes
Ashdod