Señores de Semana
Con respecto al incendio en el Carmel, hay quienes se regocijan, festejan, tiran fuegos artificiales, montan altavoces gigantes con música y bailan en calles y azoteas. Felizmente no son todos. Son apenas una minoría. Pero están ahí. Son los mismos que bailaron de alegría cuando secuestraron a Guilad Shalit.
La repulsión e indignación ante el dolor y el luto por la pérdida de vidas humanas y de 5.000.000 de árboles y vegetación duele mucho. Sin embargo, la radio de Haifa reportó que árabes israelíes en la aldea de Fureidis estaban celebrando el incendio masivo. Esa es la conducta de estos ciudadanos israelíes a quienes el Estado otorga derechos. Muchos de ellos son estudiantes en la misma Universidad de Haifa y el país los protege, les da seguridad social, cobertura médica y educación. Tienen sus representantes en la Knéset. Esa es la manera de reconocerlo, festejar el luto de toda una Nación.
Dicen que cuando el mal acontece, los diablos se alegran, sólo que en este caso los que se alegran son sólo pobres diablos. Son simplemente pobres de espíritu y con una envidia que no les deja vivir en paz.
Los musulmanes fundamentalistas, que no pueden con el alma y están podridos hasta los huesos, ven ahora como la comunidad internacional acude en ayuda de Israel y les demuestra que son ellos los verdaderos antisemitas que están solos y que nadie los toma en serio con sus boicots; que lo pueblos democráticos están unidos para ayudarse mutuamente.
Pero no todas son hiebas amargas. Emociona ver manifestaciones de humanismo y solidaridad. La Autoridad Nacional Palestina envió una dotación de bomberos para ayudar en las tareas de extinción del incendio. El presidente palestino, Mahmud Abbás, expresó su solidaridad con las víctimas. El primer ministro palestino, Salam Fayyad, se comunicó con Shimón Peres para expresar sus condolencias a los familiares. Cuando hay predisposición, todo se puede.
Aprovecho la oportunidad para enviar mi más sincero abrazo a los familiares de los fallecidos y mi deseo de pronto restablecimiento a los heridos.
Sinceramente.
Julio Avervuj
Kiriat Haim