Estimados amigos de Semana
La enmienda en la "Ley de Ciudadanía" es otro paso más para convertir a Israel en un régimen de apartheid con toda propiedad.
¿Cómo se puede esperar que un estado trate igual a todos sus habitantes si directamente se define a si mismo como el estado de uno solo de sus grupos étnicos/religiosos, y no de todos?
Al igual que Sudáfrica, Israel está institucionalizando la descriminación, y ahora espera que sus minorías lo acepten formalmente.
Parece mentira que Israel, que firmó tratados de paz con Egipto y Jordania sin ninguna necesidad y exigencia de que estos países lo reconocieran como el Estado del pueblo judío, se está empapando cada vez más justamente de la mentalidad teocrática de sus vecinos y enemigos. Ahora es una democracia con religión oficial.
Supongo que esto tendrá algo que ver con el miedo que tenemos en Israel a la evolución demográfica del país. En concreto con la importante y creciente minoría árabe y con la inmigración, tratando de atraer a judíos y de expulsar a quienes no lo son, todo para "corregir" los "defectos" de la democracia que los ultraortodoxos y ultranacionalistas necesitan para poder vivir en un país totalmente "íntegro" y "puro".
La enmienda a la ley es una verdadera vergüenza para quienes sostienen los verdaderos valores judíos y sionistas según los cuales fue creado el Estado de Israel.
Los saludo atentamente.
Federico Javier Pasternak