¡Esta es la Tierra Prometida!

Shalom,

Me gusta mucho su boletín y es casi la única manera de enterarme lo que pasa en el mundo ya que no veo TV ni escucho radio; sí leo algunos diarios, Maariv o Yediot, pero mi lectura es más que selectiva.

Me encanto la nota “Sionismo futurista”; está muy buena, pero a pesar de sonar tentadora la oferta de comenzar a hacer “Aliá” allí, esta es nuestra Tierra Prometida. Así que si a los demás les molesta, entonces podrían irse ellos a poblar ese lugar y tendrían suficiente espacio sin para compartir judíos.

Les propongo que hagamos al revés, nosotros nos quedamos en este pedacito de tierra a cambio de toda la que hay allá, seguimos construyendo aquí, y ellos, felices, allá.

Aunque creo que a pesar que se les pudiera otorgar todo un planeta para ellos solos, seguirían quejándose y culpándonos. Y si pudiéramos irnos para ese planeta, también ellos querrían ese territorio para sí mismos.

En definitiva, todo se trata del mismo celo que tuvo Ishmael hacia Itzjak por ser este el hijo legítimo y heredero. Porque la promesa fue para el legítimo “…porque en Itzjak te será llamada descendencia…” (Génesis 21, 8-13).

De la misma manera somos nosotros los herederos de esta tierra por herencia de Abraham, y no los hijos ilegítimos. Esta es la tierra prometida por el Dios de Abraham, Itzjak y Yaakov, el Dios que amamos y adoramos, un Dios de paz y no de odio, un Dios justo, que cumple sus promesas.

Lo siento, yo me quedo en mi Tierra Prometida, la herencia perpetua para el pueblo de Israel.

Atentamente

María Coronel Toledo
Maalé Adumim