Sr. Director
Considero razonable el escepticismo de Avigdor Liberman. Según él, tenemos que preguntarnos por qué, pese a las concesiones en el pasado y toda la buena voluntad exhibida, no podemos alcanzar un acuerdo con los palestinos.
Liberman dice que todos nuestros dirigentes intentaron hacer lo mejor posible, pero nada pasó. Hemos visto una próspera industria de la paz internacional, pero sin ningún resultado. Nosotros no nos oponemos a un acuerdo de paz, sólo a aventuras y espejismos.
El problema recide en que Netanyahu dirige una democracia y Abu Mazen un sindicato con Hamás en el poder. Es decir, imposible pensar en un acuerdo dentro de su propias filas. A medida que avancen las negociaciones volverán los ataques suicidas y los misiles. Después de sesenta años de fustraciones, quizás tengamos que esperar sesenta años más.
Israel ha logrado en pocas décadas ser una referencia positiva en Oriente Medio: una democracia liberal, una economía sólida y dinámica y una sociedad plural y avanzada donde millones de personas disfrutan de todos los derechos civiles y políticos que otorga la ciudadadanía, sin discriminación por razones de raza, sexo, religión, pensamiento político, orientación sexual, etc. y todo ello estando sometido a constantes presiones de guerra y el terrorismo. Quisiera confiar en que Abu Mazen invente a su pueblo del mismo modo.
El regreso de Netanyahu de Washington es difícil. Va a tener que medirse con grupos complejos por su formacion ideological y teológica. Aun así, la gran mayoría es conversable y factible para negociar. Pero, para Abu Mazen el retorno es un rompecabezas inalcanzable. Decenas de facciones violentas (Hamás, Yihad, Mártires, etc.) que no están dispuestas a dialogar por un interés supremo como la paz. Persiguen fines económicos de supervivencia, por decir lo menos. El diálogo democrático es una práctica inexistente en estos grupos. Abu Mazen lo sabe bien, pero tiene que hacer el papel. Tiene que actuar para conseguir nada.
En Israel las encuestas han mostrado durante años un amplio apoyo al sueño de un Estado judío y un Estado palestino viviendo en paz y cooperación. En cuanto a desmontar los asentamientos y renunciar a parte del territorio, un elemento que el pequeño Israel no tiene en abundancia, los israelíes hemos demostrado en varias ocasiones que estamos preparados para hacer importantes concesiones.
Abu Mazen la tiene clara. Sabe que Hamás y los terroristas palestinos no quieren la paz. Reciben mucho dinero de Irán y de los clanes privados que dirigen la economía palestina. Su actuación va a ser una pantomima de aquellas. Mostrará su estatura de hombre de paz y seguirá el camino del olvido.
El pobre pueblo palestino deberá esperar otra generación de hombres y mentes más capaces para definir su real independencia. Con Hamás y sus secuaces en el poder es imposible la paz.
Liberman no se equivoca en mucho. El tiempo le da y le dará la razón.
Aprovecho la oportunidad para desearle un buen año.
¡Shaná Tová!
Leonardo Aruj
Modiín