Estimados señores de Semana
Israel no tiene derecho a bloquear a Gaza, ni a atacar Líbano. Pero sí tiene derecho a que sus ciudadanos puedan dormir, trabajar y jugar en cualquier plaza de su territorio, a que sus habitantes puedan comer en paz en cualquier restaurante sin que vuelen por los aires por culpa de un fanático a quien le prometieron 74 vírgenes en el cielo y unos cuantos miles de dólares para su familia.
También tiene derecho a que sus soldados puedan cuidar sus fronteras sin que los maten o los rapten como a Guilad Shalit; cuatro años secuestrado, violándose todos sus derechos.
¿El bloqueo a Gaza es ilegal? Ilegales son los ataques terroristas, lanzar misiles indiscriminadamente contra civiles, retener a secuestrados sin comunicación durante años. Si la respuesta de Israel a eso es dura, entonces hay que preguntarse y proponer: ¿Cómo se puede lograr que ese grupo de fanáticos islamistas, que no sólo no tienen reparos en asesinar israelíes...no, que no tienen reparos de asesinatos en masa entre ellos mismos; cómo se puede lograr que se comporte de forma civilizada? La respuesta evidente: Es imposible.
Reconozco que los israelíes tampoco tienen siempre los líderes más responsables. Pero la gran diferencia entre Israel y el radicalismo musulmán es que en Israel hay elecciones libres y la dirigencia cambia. Mientras tanto, en la gran mayoría de los países musulmanes, y en la Autoridad Palestina, se estimula a todos los niveles el odio a todo lo que es judío. Así proceden gobiernos, universidades y mezqitas. Se usan los medios de comunicación para estimular el odio a Israel. Se lo desconoce como Estado. Muchos incitan a la inmolación como forma de lucha y la destrucción como único objetivo en la vida.
Sorprende la condescendiencia con la violencia y la falta de respecto a los derechos humanos que se observa en los países árabes musulmanes y la durísima crítica que manifiestan contra un país democrático como Israel.
Pasen una temporadita en Sudán, Libia, Siria o Irán. Después cuéntenme acerca de las bondades de las dictaduras.
Susana Foster
México - D.F.