Hola a todos,
Soy argentino y me enorgullece que entre penas y lágrimas podamos ir abriendo caminos de justicia y esperanza. Me hace bien saber que la impunidad dejó de ser la regla para dictadores culpables de la muerte de miles de personas.
No nos ha ido muy bien en lo económico y sufrimos serias carencias con desigualdades sociales dolorosas, pero conseguimos que algunos de los que asesinaron a nuestros hermanos deban enfrentar a los jueces y pagar en la cárceles sus crímenes. Por un solo niño robado merecerían pudrirse toda la eternidad en el infierno.
Aunque tarde, ha llegado el brazo de la justicia ante esos asesinos de tantos miles de personas. Así se debe tratar a los genocidas.
Aprovecho la oportunidad par saludar a mi famila y amigos en Ashdod y Herzlía.
Atentamente,
Ricardo Leiderman - Córdoba