Sr. Director,

Desde niña Pesaj ha sido mi fiesta favorita. Cuando una es niña no es capaz de comprender completamente el significado de las fiestas y el por qué de su celebración.

A los niños les suele gustar Purim por los disfraces o Jánuca por las velas, las luces y los regalos, pero lo que a mí me apasionaba de Pesaj eran las canciones. Recuerdo que hasta tenía una casete de música con las melodías del Seder.

Luego de hacer Alía, pude comprobar cómo Pesaj es también de suma importancia para los israelíes. Tanto laicos como religiosos lo celebran.

A pesar de que no me suelo destacar por mi religiosidad, la noche del 14 de Nisán está siempre reservada para el Seder familiar. En Pesaj me siento especialmente identificada con el pueblo judío. Yo soy el "nosotros" que relata la Hagadá. Con mano fuerte y brazo extendido fui liberada de Egipto.

Es precisamente en el relato de Pesaj, cuando se pasa de la esclavitud a la libertad, donde mi pueblo se crea como tal y, posteriormente, recibe la Ley en Sinaí.

Ese concepto me marcó para toda la vida. Sin ánimo de despreciar o minimizar otras festividades o costumbres, Pesaj es para mí sinónimo de judaísmo.

Los saludo cordialmente.

Batia Mamán
Karmiel