Sr. Director
No podía creer cuando me enteré que unos 50 salvajes judíos fanáticos se animaron a atacar una base de Tzáhal en Cisjordania. Tiraron piedras, quemaron llantas, dañaron vehículos y, lo que es peor, hirieron a un oficial. Todo eso en un acto de vandalismo ejecutado con toda premeditación.
La causa - según estos dementes - era que estaba programada la evacuación de un asentamiento ilegal; y como Tzáhal debía llevar a cabo el desalojo, estos lunáticos decidieron actuar contra él.
¿Cómo se puede entender un ataque en el que jóvenes israelíes agredan al mismo Ejército que los cuida? La respuesta está en el fanatismo ideológico y religioso que caracteriza a muchos jóvenes que viven en los asentamientos en los territorios ocupados; un fanatismo que los hace cruzar todas las líneas rojas de un Estado de derecho con tal de lograr su objetivo primordial: la ocupación total del "Gran Israel" del que creen tener derecho de propiedad.
No es la primera vez en que estos fanáticos actúan violentamente. Tienen un largo historial de actos vandálicos a lo largo de los últimos años en aldeas y propiedades palestinas. Bajo la rúbrica de "Etiqueta de precio" pintada en los lugares atacados, dejan el mensaje de que se trata de represalias contra el enemigo palestino, o contra cualquier otro opositor a su proyecto mesiánico de expansión territorial.
Gran parte de los israelíes creemos que la violencia de estos grupos extremistas tiene que ver con el exceso de tolerancia y con el impulso que muestra el Gobierno de Bibi y Liberman hacia la expansión de los asentamientos.
Dicha tolerancia excesiva produce el envalentonamiento de estos ultranacionalistas convencidos de que pueden hacer lo que se les dé la gana. O sea que si la Corte Suprema o Tzáhal se interponen en su camino, ellos también pasan a ser blancos legítimos.
Bibi y Liberman, con su política expansionista, crearon un monstruo que se les fue de las manos.
Lo felicito por su nuevo portal.
Atte.
Jorge Boyer
Ashdod