Sr. Director
El teatro de las negociaciones en Jordania entre Israel y la Auroridad Palestina se reanudó, probablemente para ayudar a la campaña de reelección de Obama.
O para ayudar a sobrevivir al rey de Jordania.
O para ayudar a mantener la imagen "políticamente correta" de la Unión Europea y el "humanismo" de la Liga Árabe, siempre tan preocupada con el bienestar del pueblo palestino.
O para ayudar a mantener vivo el pretexto tradicional que otorga legitimidad a los regímenes dictatoriales de Oriente Medio y a sus respectivos colosales presupuestos militares, que les proporcionan garantía contra las revueltas (ver Siria).
Ahora, más que nunca, el "palestinismo" está en alza, por delante de la "primavera islámica" (ver Egioto, Túnez), que azota el Oriente Medio. En este momento, el "palestinismo" de la mayoria de los regímenes monárquicos y militares de la zona tiende a exacerbarse para no dar munición al fundamentalismo islámico que los amenaza alzando la bandera antisemita y antisionista tradicional, como pretexto para llegar al poder.
Y Occidente, lógicamente, se posiciona correspondientemente, más aún después de la lección (¿será que Obama la aprendió?) de Egipto y Túnez, con la cola entre las patas, y presiona a Israel para calmar a los "regímenes moderados" de la Liga Árabe.
Y para completar el cuadro, la pseudo-izquierda ya está actualizando sus viejos slogans para culpar a Israel por el próximo fracaso de las negociaciones. La misma pseudo-izquierda que festejó la "primavera egipcia" y ahora se calla elocuentemente delante de los 2/3 de votos obtenidos por el fundamentalismo islámico en las elecciones; fruto de décadas de una industria publicitária antisemita y antisionista incentivada por Mubarak y su régimen populista que la pseudo-izquierda definía como "paz por territorios".
Como diria Erich Maria Remarque: "Sin novedad en el frente".
Lo saludo atentamente.
Lázaro Avni
Herzlía