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Carta abierta a un querido amigo

Querido Roberto,

Hoy, luego de haber madurado mucho tu carta y habiendo transcurrido un cierto espacio de tiempo entre mis últimas notas acerca del Desarrollo Sostenible y Malvinas Argentinas, hechos curiosos me han sucedido y llegó el momento de responderte. Como recordarás la primera nota estaba referida esencialmente a la conducta del hombre frente a sus semejantes y hacia su propio habitat natural y la segunda a un tema que resurge ciclicamente en los ámbitos internacionales: Malvinas.

En el primer caso, muchos datos de investigación - no usuales en mi escritura -, mostraban el amenazador avance chino, la increible mano del hombre para generar guerras y muerte en el Congo con el único objetivo de conseguir el «oro gris» del Coltán, indispensable para la fabricación de los teléfonos celulares; la indiscriminada explotación contaminante en América Latina de la minería a cielo abierto y la exclavizante política económica alemana;  temas que el hombre intenta justificar en nombre del desarrollo cientifico y tecnológico de un siglo donde sólo el mercantilismo es el signo gobernante y que inexorablemente nos conducirá hacia la autodestrucción del ser humano. Una reflexión cerró la nota y un final - tampoco por mí acostumbrado -, pidiendo una respuesta.

Como te imaginarás los e-mails se fueron sucediendo febrilmente; lo llamativo fué lo conmovedor de cada uno de los mismos. Parecían una cadena humana orientada hacia una misma dirección: un pedido de mayor ética, justicia y humanismo para la conducción actual y futura del conjunto de la humanidad. Pero entre todos, me sorprendió tu carta; tus reflexiones que tuve que leer varias veces para entender tu óptica a traves de ejemplos gráficos y complejos. Todo un ejercicio intelectual que me encantó compartir. Retrocedí hasta nuestra juventud, donde las largas charlas ya modelaban nuestro pensamiento futuro. Te confieso que por primera vez mi imaginación se dejó llevar pensando en esas cartas de Erich Fromm a sus amigos de la Escuela de Frankfurt, o a las cartas de Einstein a los intelectuales europeos preguntándose por la incomprensión de las conductas bárbaras del ser humano... Un desmedido y emocionante sueño que intentó la búsqueda y los deseos de un mundo mejor.

La última parte de tu carta despejó alguna de mis dudas y hasta te diría que influyó en mi nota posterior:

«Así que vuelvo a caer en la necesidad de generar modelos científico-filosóficos que equilibren al planeta con los humanos. Formar gente que piense con imaginación, creatividad, libertad, conciencia y respeto.

De algo estoy seguro: La naturaleza humana a nivel global es a veces contradictoria, muchas hipócrita y escasamente solidaria. La naturaleza humana a nivel individual es a veces contradictoria, muchas hipócrita y por suerte algo mas solidaria. Y para la respuesta que buscas, mi aportes es: En los centros de pensamiento y/o universidades está el potencial para salir del embrollo, no en el mercado, dejando que decida para donde ir sin un norte claro».

A unos pocos dias de este intercambio epistolar, me surgió la necesidad de escribir sobre Malvinas y no fué caprichoso el tema, ni menos sensacionalista; eso se lo dejo a los respectivos gobiernos que se ocuparon bastante de encender pasiones. De pronto algo inesperado  me impactó: Un grupo de intelectuales, historiadores y periodistas argentinos comenzaron a escribir sobre las Islas, sus habitantes, y los gobiernos en disputa; primero a título individual y luego en forma colectiva; instalando en ambas sociedades - la argentina y la inglesa - una perspectiva diferente. Todos coincidieron que las Islas Malvinas son argentinas, pero encontraron matices diferentes, a traves del pensamiento, de la realidad imperante o de las huellas de una guerra desgraciada que marcó estos 30 últimos años para todos los personajes en juego, los héroes, los familiares, los políticos y los pobres sobrevivientes de aquel horror creado por los militares argentinos de entonces y aprovechado también habilmente por una señora que gobernaba un pais en crisis.

No tuve respuestas de la gente. Un silencio se apropió repentinamente de quienes habitualmente comparten o no mis escritos. Sé que me dejé llevar por los recuerdos guardados en mi mente y cité muchos momentos de los vividos en aquellos meses aciagos. Pensé que tal vez el tema no les había gustado o era preferible no recordarlo. O tuve una postura muy osada y crítica hacia las juntas militares que nos llevaron a esa loca aventura o también - al igual que esos intelectuales - rompí el molde de considerar que se puede tener una opinión diferente en un tema tan sensible, donde siempre los argentinos se encolumnaron sin poder opinar.

Pero lo mas interesante es que se despertaron muchas voces. El general Martín Balza, ex Comandante en Jefe y partícipe directo en la guerra, concedió una nota durísima calificando como nunca, la impericia, la negligencia y la vergüenza del Ejército argentino por el desempeño político y militar de aquella generación. Atilio Borón - politicólogo -, en otra fuerte nota, opinó sobre diferentes perspectivas para encarar el conflicto. Jorge Bernetti, ex Director de la carrera de Periodismo de la Universidad de la Plata, Ana Jaramillo, miembro del Instituto Manuel Dorrego, Rectora de la Universidad de Lanús, también dieron su parecer y encuentran puntos en común - coincidiendo o no -, con aquellos intelectuales: la necesidad de debatir el tema, de darle un enfoque nacional y continental, de renunciamiento a la violencia y de no considerar populistamente un tema tan sensible que atañe a la soberanía argentina. Osvaldo Bayer, desde Alemania, escribe en el dia de hoy otro maravilloso artículo, - digno de su pluma -; no critica a esos intelectuales que abrieron la conciencia y los corazones de los argentinos, tampoco los descalifica como en una primera instancia, donde fueron tildados de Cipayos y Vendepatrias; brinda una opinion inédita: Propone que las Malvinas pasen a formar parte directamente del Estado Latinoamericano, como un primer paso hacia su creación; tal como lo soñó Simón Bolivar. Agrega que la Argentina debe prometerse a si misma nunca más utilizar las armas, integrar a los habitantes a todo un continente con una enorme perspectiva de progreso y no anclarse en el aislamiento actual que los llevará a vivir en una isla destinada ya, como base de nuevas estrategias militares de dominación mundial con las armas mas sofisticadas de gran alcance. Sugiere tener siempre presentes a los 650 jóvenes que se enviaron a la muerte. Imponer, sí, la verdad con la paz y con la grandeza de la mano abierta.

Increible poder leer desde todos los sectores del pensamiento humano, opiniones que nos invitan a reflexionar y a no escondernos con temas que consideramos «imposibles» de abordar en otros momentos de nuestra historia contemporánea.

Jaime Barylko decia: «Tal vez nos equivocamos al soñar. También soñar, por más que sea un acto de fantasía, no debe estar desprovisto de inteligencia, de factibilidad. Si soñamos con la costa anhelada y no hemos soñado con el viaje a la costa, hemos soñado mal. Ni las costas existen, ni los caminos, sino los andares, las navegaciones y adonde se llega es a la costa, y la suma de las huellas son las rutas de la historia».

Querido Toto: Gracias por tu esclarecedora carta. He podido ampliar ideas y pensamientos. Ojalá la humanidad pueda tomar como estandarte, el de la libertad, el de los Derechos Humanos, el de la Ética y el de la educación universal para discutir acerca de que futuro queremos y como podemos terminar con las lacras del analfabetismo, la explotación de menores, las guerras, el hambre, la radicalización de los islamistas, el terrorismo, las ablaciones genitales y todas aquellas barbaridades que nos dominan hoy, para poder ofrecernos un mundo mejor.

Coincido contigo que nuevas corrientes deben surgir y allí está la gran tarea de la universidades y de los centros de pensamiento en todo nuestro planeta.

Ss hora ya de comenzar. Todos nos lo merecemos, que así sea....

José Caro
Raanana