Sr. Director
Netanyahu aprovechó la decadencia de Kadima para conseguir a partir de ello su aceptación de sumarse al gobierno.
¿Qué ganó Netanyahu? No sólo conservar el puesto hasta las próximas elecciones, sino también liberarse de presiones excesivas y abusivas de varios de sus socios ultranacionalistas y ultraortodoxos que mediante su amenaza constante de salirse de la coalición y provocar la caída del gobierno si las cosas no se desarrollaban a su manera, dirigían el rumbo de Israel de acuerdo a sus intereses e ideologías.
El respaldo de Kadima constituye un colchón para Netanyahu, quien ahora podrá mostrar de manera clara y sin pretextos cuál es su genuina visión de Estado. Hasta ahora, tanto en cuestiones de política interna como exterior, Netanyahu era percibido como alguien que actuaba bajo la sombra permanente de las demandas de sus socios y de un gran número de miembros radicales del Likud.
Ahora se abrió un periodo en el que Netanyahu tendrá que evidenciar cuál es su línea real en asuntos candentes como la negociación los palestinos, la construcción de asentamientos, los privilegios y responsabilidades de la población ultraortodoxa, el manejo de la economía, incluido el destino de los subsidios gubernamentales, la política social, el programa nuclear iraní y las relaciones de Israel con Estados Unidos, la Unión Europea y los vecinos del mundo árabe, sumidos en las turbulencias derivadas de la Primavera Árabe.
Ahora podremos saber si Netanyahu compartía, o no, las posturas de sus socios y si en sus concepciónes hay lugar para cambios decisivos que modifiquen el rumbo de Israel.
Cordiales saludos.
Marcos Parnes
Ashdod