Sr. Director:
Itzjak Shamir falleció lleno de años y pletórico de sabiduría. Quien fue presidente de la Knéset y, en dos ocasiones primer ministro, Shamir se fue tal cual era; en silencio, sin ruido ni estridencias, casi en puntas de pie y sin que se hiciera notar; con la sencillez de un gran hombre, cuyo corazón no cabía en su cuerpo y cuya estatura moral es un reclamo para el ejercicio de la función pública y de la práctica de la alta política de Israel para esta y las futuras generaciones.
Shamir supo anteponer los intereses nacionales a los personales, como se ha podido apreciar en toda su trayectoria política institucional.
Su amor a Israel no tenía límites, como lo constata toda una vida entregada a su pueblo, a la sociedad que le confirió la responsabilidad de ocupar instancias relevantes en la conducción del Estado judío, su gestación, alumbramiento y defensa.
Sin duda alguna, Israel tiene en Shamir a uno de sus nombres propios y notables.
Shamir ya formaba parte de la historia de Israel antes de su muerte. Siempre quedará su recuerdo entre quienes seguimos y admiramos su dedicación encomiable y singular.
Cordiales saludos.
Miriam Ben David
Jerusalén