Sr. Director
Las recriminaciones no podrían ser más duras. Dos de las viudas de las víctimas del atentado ocurrido durante los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972 acusaron al Comité Olímpico Internacional de antisemitismo.
Ankie Spitzer, viuda del entrenador de esgrima asesinado André Spitzer, dijo enojada que los 11 miembros de la familia olímpica fueron abandonados y discriminados sólo por ser israelíes y judíos.
Spitzer afirmó que el COI, junto con su presidente Jacques Rogge, es ciego y sordo a las demandas de Israel. Sólo piensan en poder y dinero. Muchos de los presentes en una abarrotada sala de Londres la aplaudieron.
Ilana Romano, viuda del levantador de pesas asesinado en Múnich, Yosef Romano, señaló que la continua negativa del COI a guardar un minuto de silencio por las víctimas en la ceremonia inaugural de los juegos, viola los ideales olímpicos de hermandad, de amistad y paz y sólo pone de manifiesto que se trata de gente esclava del protocolo, cuyo camino es el de la negación y el rechazo.
«Queremos un minuto de silencio no en el cuarto de atrás, sino en la ceremonia de apertura», reclamó Spitzer.
«Nuestros hombres no fueron asesinados en Lausana, sino en los Juegos Olímpicos», dijo Romano.
Pero una vez más el COI rechazó una ceremonia en honor de las víctimas durante la apertura de Londres 2012 con el argumento de que la política debía quedar fuera de los Juegos Olímpicos.
La lucha de las viudas continuará. No se van a dar por vencidas. Y hay cada vez más gente que las apoya. Más de 110.000 personas firmaron una petición, incluyendo a Obama.
Estas señoras merecen toda nuestra admiración y colaboración.
Dicen que las únicas luchas que se pierden son las que se abandonan.
Saludos.
Raul Brener
Herzlía