Sr. Director
La incertidumbre se apoderó de nuestro escenario de una forma que no se había registrado hace mucho tiempo.
Los israelíes vivimos acontecimientos políticos que cada día generan cambios inesperados difíciles de interpretar en cuanto a su evolución posible y sus consecuencias.
La realidad se presenta como una enredada madeja de acciones y reacciones cuyo sentido es imposible descifrar. Esta situación no sólo provoca sentimientos de inseguridad personal, sino también un terreno fértil para rumores de todo tipo, especulaciones y teorías diversas que impiden entender lo que realmente está sucediendo.
En Egipto - quien lo hubiera dicho - un presidente miembro de los Hermanos Musulmanes, mueve fuerzas militares al Sinaí para liquidar a los yihadistas y a los terroristas que los apoyan, cuestión que extrañamente lo acerca a nosotros, aun cuando su postura oficial esté en contradicción con ello.
Por otra parte, el mandatario egipcio llevó a cabo destituciones y nuevos nombramientos de los más altos cargos de las Fuerzas Armadas y de los Servicios de Seguridad, mostrando que pretende hacerse con todo el poder gubernamental posible.
Mientras tanto, nuestro tema central de discusión sigue siendo Irán y la posibilidad o no de atacar sus instalaciones nucleares.
A pesar de que hay conciencia acerca de los riesgos relacionados por la inestabilidad que existe en los países árabes vecinos, ningún asunto tiene la dimensión que se le otorga en estos días a la cuestión de si nuestro gobierno decidirá realizar un ataque preventivo contra Irán.
La gran mayoría de la población no lo desea, pero el discurso oficial se encarga de mantener en primera línea esta posibilidad.
De ahí que también nosotros compartamos la angustiante incertidumbre que agobia a la región.
Atte.
Isaac Altman
Tel Aviv