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Falta de liderazgo

Sr. Director

Bibi Netanyahu decidió poner fin a su mandato y llamar a elecciones anticipadas al considerar que su popularidad es suficientemente grande como para tener asegurada la reelección.

Netanyahu no quiso arriesgarse a perder esa ventaja en los próximos meses para los que prevé serios problemas económicos y políticos.

Todo parece indicar que después de la alianza con Liberman, Bibi no tiene por ahora ningún rival pesado para competir con él.

Las encuestas así lo indican. Por diferentes motivos la oposición desmembrada se encuentra en situación desventajosa, sin un liderazgo unido capaz de arrebatarle la posibilidad de triunfo el 22 de enero.

Kadima desapareció del mapa igual que Ehud Barak, que aspira a que Bibi le «revueve» el contrato, pero los miembros del Likud presionan para Moshé Yaalón ocupe la cartera de Defensa.

El laborismo, si bien reconstruye los desastres que dejó Barak, no parece tener la capacidad de disputarle al Likud el primer sitio. La actual líder, Shelly Yachimovich, es una mujer que conseguió aumentar significativamente el atractivo de su partido mediante una concentrada lucha por los derechos sociales y la adopción de las enormes manifestaciones del verano de 2011. Pero en Israel ello no alcanza para perfilarse como máximo dirigente nacional, ya que peca de no haber querido abordar con decisión y definiciones claras los asuntos de seguridad.

Resalta también que la coalición de gobierno que Bibi quiere armar es casi igual a la que lo acompaña en los últimos tres años y medio. Se trata de una coalición de partidos de derecha y ultraderecha, nacionalistas y ultraortodoxos, los cuales mantienen su fuerza más o menos estable, con lo que a fin de cuentas el nuevo gobierno será una continuación del que ahora termina.

Sin embargo, no dejan de surgir especulaciones acerca de lo que podría alterar este pronóstico. Se habla, por ejemplo, de que si se gestara una alianza entre los diversos líderes opositores con vistas a formar un frente común que superara su fragmentación, sería más factible que la competencia fuera más pareja.

Además, están también entre los factores imponderables que seguramente influirán en los resultados, la situación regional, Irán, los efectos directos y secundarios que produce la denominada primavera árabe, y quien sera el nuevo presidente de EE.UU.

Lo que sí es evidente, es la falta de liderazgo. Como dijo Peres hace unos días: Hoy líderes como Rabín son más necesarios que nunca.

Saludos cordiales.

Jaime Valman
Nazareth Illit